Escena

Amalgamas perfectas

Las grandes bandas de rock y pop existieron gracias a una afortunada mezcla de talentos musicales. Ninguno de sus miembros puede ser menospreciado, pues aunque algunos aparecían menos a cámara, sin ellos las cosas no habrían nunca sido iguales


  • 06
  • Mayo
    2017

George Martin recordaba que cuando los Beatles audicionaron para él le parecieron una gran banda, pero tenían un problema: su baterista no era suficientemente bueno.

El gran productor musical les dijo que necesitaban a alguien mejor en las batacas, y fue así como el destino los llevó a encontrarse con Ringo Starr, el último y más veterano integrante del Cuarteto Liverpool.

Fue una sabia decisión, Ringo es un baterista excepcional, que ha sido fundamental en muchas o casi todas las grandes piezas de los Beatles y quien con su engolada voz también les dio un sello distintivo en canciones de corte infantil como Yellow Submarine, With a Little Help from My Friends y Octopus’s Garden.

Martin tenía un olfato fenomenal y es, sin duda, uno de los más grandes “quintos beatles” (¡porque hubo más de uno!). Su sensibilidad musical hizo que las de por sí geniales canciones de los británicos escalaran a niveles auténticamente sublimes, y los ejemplos realmente sobran. Fue alguien fundamental en convertir a los Beatles en una banda fuera de serie.

Claro está, con buenos comentarios e ideas no se habría hecho nada si la banda en sí misma no hubiese tenido talento de sobra. Pero algo que hizo de los Beatles un fenómeno musical fue la gran amalgama que lograron construir gracias a las peculiares aportaciones que cada uno de los cuatro miembros hizo al grupo: John, Paul, George, Ringo. Ninguno de ellos, ni siquiera John Lennon, fue tan bueno en lo individual como lo pudo ser cuando estuvo dentro de los Beatles.

John, con su increíble soltura lírica y musical; McCartney, con su melodiosa voz y sus letras sensibles y pegajosas; George, con su armonía acústica, y Ringo, con su destreza y excepcional oído para completar las ideas que, en conjunto, nos dieron algunas de las mejores piezas de la historia del rock y el pop.

Alguna vez, en un concierto de John Anderson, exvocalista de la legendaria banda de rock progresivo Yes, el público le empezó a pedir canciones del grupo con tanta insistencia, que el británico tuvo que pedirles paciencia y aclarar: “este es un concierto de John Anderson, no de Yes. Yes vendrá después”.

El pobre Anderson salió abucheado aquella noche, hace más de dos décadas, del Auditorio Nacional. Pero es que John, con su gangoso estilo interpretativo, era apenas una pieza de la banda. Hacían falta los solos de guitarra de Steve Howe, los golpes al piano de Rick Wakeman, el bajo de Alan White y la batería de Bill Bruford.

Algunos artistas realmente sobrealientes, como John Lennon y Paul McCartney, lograron hacer grandes carreras como solistas, pero siendo algo muy distinto a lo que fueron dentro de los Beatles.

Sting, quien se presenta este 20 de mayo en la ciudad, no es The Police. Sting es un 33% The Police y un 77% otra cosa, muy buena eso sí, pero distinta.

Aquella famosa banda de los 70, precursora del New Wave, revolucionó con su estilo fresco, acelerado y de corte casi futurista.

Pero The Police era una combinación de brillantes miembros. Gordon Matthew Thomas Summer, llamado Sting, con su aguda y gritona voz y sus excelentes letras; Andy Summers, con una guitarra que le daba un toque casi espacial a las canciones, y el fenomenal baterista Steward Copeland, sin duda uno de los más virtuosos de todos los tiempos.

Los primeros álbumes de Sting como solista, por ejemplo The Dream of the Blue Turtles o Nothing Like the Sun, fueron realmente buenos, pero el británico ya evolucionó hacia algo diferente, más melancólico y hasta con un mensaje de corte social.

Y no es que fuera malo: es que simplemente no era The Police. Aun así, los que tengan el privilegio de irlo a ver en su próxima visita a Monterrey seguramente se deleitarán con algunas de las clásicas canciones del famoso trío, como Roxanne o tal vez Every Breath You Take.

En grupos como U2 vemos un fenómeno similar. ¿Puede alguien imaginarse qué sería de la banda irlandesa sin The Edge?

Probablemente, el resultado sería Bono lanzando quejidos y con letras no muy buenas. Pero la guitarra de The Edge, sin duda, elevó a U2 a posicionarse como una de las grandes bandas de rock y pop de todos los tiempos. Sin ignorar las aportaciones de Larry Mullen Jr. y Adam Clayton, claro.

Una de las bandas más admiradas por los amantes del rock es, sin duda, Pink Floyd, el cuarteto británico que nos dio producciones tan espléndidas como The Dark Side of the Moon, que muchos consideran un parteaguas en la historia del rock. Sin embargo, tal vez su álbum más famoso y connotado haya sido The Wall, de 1979, tan exitoso que incluso se hizo una película para llevar al cine su melancólico mensaje.

Una canción considerada un “tótem” dentro de The Wall y Pink Floyd en general es Comfortably Numb, que tiene una letra realmente sobresaliente: “There is no pain you are receding / a distant ship smoke on the horizon / you are only coming through y waves / your lips move but I can’t hear what you’re saying”.

Pero además de estas letras tan elocuentes, aportación del entonces líder de la banda Roger Waters, Comfortably Numb incluye unos espléndidos solos de guitarra de David Gilmour.

A inicios de los 80, ambos músicos decidieron seguir caminos separados, y gracias a ello ahora nos encontramos con versiones muy distintas de aquella gran canción definitoria de Pink Floyd.

El problema es que cuando Waters interpreta la pieza sin la guitarra de Gilmour: es un espectáculo triste, por decir lo menos, pues la pieza se evidencia incompleta.

En cambio, Gilmour interpreta Comfortably Numb sin la voz de Waters pero con sus fenomenales solos, y la experiencia es mucho más cercana a lo que alguna vez fue Pink Floyd con sus integrantes originales.

Sólo un ejemplo más de cómo el conjunto siempre es mejor que cada una de sus partes en lo individual.

Un caso igualmente notorio es el de la enorme banda de rock Led Zeppelin, precursora de lo que se conocería como “heavy metal”.

Zeppelin tenía un intérprete realmente excepcional, con una voz aguda y poderosa llamado Robert Plant, pero por otro lado contaba con un virtuoso del requinto, el igualmente fuera de serie Jimmy Page.

Aunque las letras de Zeppelin nunca fueron su más destacada aportación, en términos musicales eran realmente únicos y se hicieron inmortales con canciones como Ramble On, Stairway to Heaven, The Song Remains the Same y la famosa Rock and Roll.

Las rupturas acabaron con muchas de estas grandes bandas, y aunque ha habido reuniones, no siempre fue lo mismo.La fama y las presiones hicieron brotar los demonios, los protagonismos y las ambiciones, y acabaron con la magia lograda cuando los integrantes se complementaban armoniosamente como un verdadero “Aleph”.

Pero eso no les impidió heredar a sus hordas de fans piezas inolvidables que seguirán alegrando sus vidas y han de quedar para la posteridad.






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