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Cuida tu hidratación durante el invierno

Las bajas temperaturas también pueden causar afectaciones por la falta de líquido, como resequedad, dolor de cabeza y malestares mayores al los de una gripe


  • 07
  • Enero
    2017

Aunque durante el invierno las temperaturas bajan y se suda menos, la hidratación es un tema que no se puede dejar de lado en la época de frío, ya que las consecuencias de la falta de agua en el organismo son las mismas, como menor concentración, capacidad de retención disminuida y afectaciones al rendimiento físico y mental para las actividades diarias.

Durante los periodos de bajas temperaturas una gran cantidad de líquidos se pierden por medio de la orina, por lo que es importante mantener la hidratación del organismo, ya que ayuda a que el cuerpo esté humectado y hace más fluidas las secreciones que se forman durante un resfriado, padecimiento típico de esta época. Por ello, existen diversos consejos para evitar los efectos negativos de la falta de agua que se presentan a continuación.

Beber 2 litros de agua al día

El agua conforma el 70% del cuerpo y es vital para su óptimo funcionamiento. Sin embargo, ésta se pierde por medio del sudor, la respiración y los desechos. Por ello, se recomienda tomar al menos 2 litros del líquido vital a lo largo del día, ya que incluso la pérdida del 3% de hidratación es suficiente para sufrir efectos negativos, como resequedad y dolor de cabeza.

Cuidar la alimentación

Si bien los líquidos forman la mayor parte de las necesidades de hidratación, la parte restante está conformada por la alimentación. Los tradicionales caldos de res o de pollo son buenas opciones, siempre que se preparen con poca sal, ya que el sodio, así como la cafeína en el café o los tés y las bebidas alcohólicas, estimulan la producción de orina y sudor.

No abusar de la calefacción

Aunque es la herramienta más socorrida cuando se presentan las bajas temperaturas, debido a su practicidad, los sistemas de calefacción tienden a resecar el ambiente, lo que provoca molestias en la piel, labios y ojos. Por ello, se recomienda utilizar una temperatura cálida, pero no excesiva, así como utilizar humidificadores para contrarrestar los efectos negativos.

En caso de padecer gripa

Los cambios de temperaturas y la presencia de virus en el ambiente aumentan de forma considerable el riesgo de contraer gripe o fiebre, mismas que pueden elevar la pérdida de agua por medio de la sudoración. El consumo de líquidos mantiene hidratadas las vías respiratorias, lo que ayuda a descongestionar la nariz y eliminar el exceso de mucosidad.



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