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¡El más divertido!

Versátil, muy completa y sin pretensiones, así es la nueva versión del modelo más conocido de la firma nipona


  • 31
  • Agosto
    2017

Suzuki “minimiza” al más conocido de la familia, sin perder identidad. La armadora japonesa actualiza al Swift con ese aire que lo ha caracterizado siempre. La silueta y las proporciones nos dicen que es un Swift, pero reinterpretado de manera correcta, sin excesos, elimina todo aquello que sale sobrando y, aunque agrega un par de líneas suaves que dan carácter en salpicaderas, los volúmenes y formas son limpios y elegantes, siendo un automóvil carismático para un mercado joven o práctico para personas de cualquier edad, sin sentirse fuera de lugar en él. Es versátil, muy completo y sin pretensiones.

EXTERIOR

No niega su origen: es japonés, pero diferente a lo que vemos que llega de ese mercado, menos cargado, sin complicaciones; al contrario, no exagera en materiales y vistas exteriores, y eso juega a su favor. Hay cromo en algunas versiones para acentuar pequeños detalles, se acerca al principio de algunos alemanes: propulsores tecnológicos y de diseño práctico y limpio, para evitar que se note mucho el paso del tiempo. En la versión de entrada cuenta con faros de halógeno y dos líneas led en la fascia frontal. En la versión Boosterjet, los faros incluyen luces diurnas y lupas con iluminación led, los cuales reducen el tamaño e invaden menos en los laterales.

La inclinación y el color negro en los postes A y B son esenciales para reconocer al pequeño japonés desde hace dos generaciones, y se conservan junto a la inclinación del techo, hacia la parte posterior. La línea de carácter en la cintura, en la parte inferior de las puertas, se acentúa, pero sigue siendo recta. Tiene dos curvas en la lateral: una que nace en las luces frontales y se desvanece en la puerta frontal; otra que viene desde las calaveras (un tanto sobredimensionadas y con patrones de iluminación que nos recuerdan al VW Polo) y descansa en la puerta posterior, que rompen el diseño lineal y dan fluidez.

El remate de la ventanilla de las puertas posteriores oculta la manija de apertura y se une aparentemente por un plástico (que pudo ser de acamado, similar al de los postes A y B para dar mejor sensación de calidad) a la ventanilla de la quinta puerta, aparentando un “techo flotante”, solución a la que recurren cada vez más. El patrón de rines de 16” es muy bueno, pero las llantas pudieron ser más anchas en la versión tope (185/55 R16), nada grave, ya que la tracción y la estabilidad son excelentes.

INTERIOR

La sensación de espacio en la cabina es muy superior a la de muchos o casi todos sus competidores en cualquier plaza: la forma de la cabina, su altura y la nueva distribución del tablero, más cargado hacia el cofre y no hacia el conductor, a excepción de la pantalla y mandos del climatizador, que ayudan a lograr un espacio más desahogado, limpio. Los plásticos son duros –podrían haber incluido algo suave al tacto–, pero esto no resta, ya que el ensamble y la sensación son muy buenos. Los detalles en blanco nácar podrían haber sido en negro piano o en un símil de aluminio, y así lograr mejores resultados visuales. Opcionalmente puedes cambiarlos por gris plata o rojo.

Asientos cómodos y con muy buena sujeción lateral, regulables en altura al igual que el volante, también regulable en profundidad, logran que encuentres una postura cómoda y segura. La altura del asiento es excelente y la visibilidad hacia todos sus ángulos. Más es menos: no hay botoneras, detalles ni vistas de más, todo se maneja desde el volante o la amplia pantalla a color de 7” compatible con smartphones y sistema Mirrorlink, que muestra tus aplicaciones en pantalla. Además, tiene un navegador con mapas de México, clima automático, así como un buen diseño, el cual es práctico, funcional e intuitivo. No tenemos muchos espacios de carga, pero la cabina es muy cómoda. En las plazas traseras tenemos anclaje ISOFIX y plazas abatibles para ampliar la cajuela, que creció en comparación con la generación anterior.

SEGURIDAD

De lo más completo en su segmento. Seis bolsas de aire, el ya mencionado sistema ISOFIX, cinturones frontales y traseros de tres puntos; frenos de disco frontales y posteriores, control de estabilidad (ESP), sistemas de frenado con antibloqueo (ABS) y reparto electrónico de frenado, que distribuye la fuerza de frenado en cada rueda (ESB). Sinceramente, se siente bien plantado y es difícil perder el control en él, ya que también cuenta con control de crucero. Una cámara de reversa o sensores de reversa deberían estar incluidos con estos precios.

CONDUCCIÓN

Su fuerte: el Swift siempre ha destacado por la precisión en curvas, estabilidad y lo bien plantado al suelo. Y en esta generación dichas virtudes crecen, comenzando por la pérdida de peso que varía dependiendo la versión: va de 890 a 945 kilos, incrementando las posibilidades dinámicas a bordo y dando más alcance en ambos propulsores. En este caso, manejamos el Boosterjet, de 1.0 litros, 110 hp y 12 válvulas con un torque de 120 lb-pie, el más divertido.

El volante recibe con un excelente acabado en materiales y todos los controles necesarios en él: controles de audio y sistema de infoentretenimiento, de teléfono y control crucero. La forma y el tamaño, así como el espesor, son perfectos y, repito, el material que lo recubre sobresale. Aquí comienzan las buenas sensaciones que nunca terminan a bordo de este pequeño nipón. El encendido es por botón y ambas transmisiones son muy ágiles, aunque me la pasé buscando la sexta relación en la versión manual, que seguro hubiera desahogado más al motor. En el caso de la automática no destaca en “D”, pero cuenta con cambios al volante que permiten mejores aceleraciones y rebases. En ambas opciones es de lo más preciso y ágil. Con rapidez estás por arriba de los 100 km/h, y la versión manual permite que te muevas entre el tráfico, pendientes y rebases sin mermas de potencia en ningún momento. Pareciera que no tiene tope su aceleración… hasta que vuelves a buscar la sexta relación. ¿Por qué cinco relaciones, Suzuki?

La mancuerna del Boosterjet con ambas cajas es sobresaliente. La automática lo desahoga con la opción manual y los cambios al volante; la manual, si hubiera contado con seis relaciones, hubiera sido perfecta. Aún así, la caja manual hace justicia y será la favorita de quienes realmente disfruten de conducir. Los cambios manuales son suaves y de relaciones muy cortas. En el apartado de conducción solo VW Polo y Seat Ibiza son tan divertidos en sus propulsores TSI.

Está claro que Swift no está por encima de la competencia en algunos apartados, los hay más completos en vida a bordo o más elegantes, pero más aburridos al volante con motores atmosféricos menos avanzados y ágiles, que no te sacan una sonrisa como lo hace el pequeño japonés, que cumple, y de sobra. Posiblemente no ofrece quemacocos y hay que manejarlo para quererlo más, pero su diseño es limpio, su conducción y su propulsor Boosterjet son para disfrutarse y la comodidad, la vida a bordo y su atmósfera simple y sin complicaciones, lo vuelven el más honesto y carismático, por lo que será el consentido de muchos. Me gustó, aunque ante sus rivales es referente en diversión, no en pretensión.

Con agradecimiento especial a Jesús María Rodríguez / Suzuki Las Torres.




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