Internacional

Policía montada de Canadá tiene su primer jefe mujer

La nueva líder de la icónica policía montada canadiense es Brenda Lucki; este suceso histórico fue anunciado por el primer ministro de Canadá


  • 10
  • Marzo
    2018

El Gobierno canadiense nombró hoy por primera en su historia a una mujer, Brenda Lucki, al frente de la Policía Montada de Canadá, una institución creada en 1920 y que funciona como la organización policial a nivel federal.

El nombramiento de Lucki como directora de la Policía Montada fue anunciado hoy por el primer ministro canadiense, Justin Trudeau, durante un acto celebrado en la academia que la fuerza policial canadiense tiene en la localidad de Regina.

Trudeau afirmó durante el anuncio que Lucki es absolutamente la mejor persona para el trabajo y simplemente coincide que es una mujer.

Lucki, que ha pasado los últimos 32 años de su vida en la Policía Montada, ejercía hasta ahora como directora de la academia. Anteriormente formó parte de misiones de la ONU en la antigua Yugoslavia y Haití y sustituye en el puesto a Bob Paulson, que se retiró en junio de 2017.

El nombramiento de Lucki se produce en un momento en el que la imagen de la Policía Montada canadiense, una de las instituciones más conocidas del país tanto nacional como internacionalmente, está afectada por una serie de escándalos.

Centenares de mujeres de la Policía Montada han denunciado en los últimos meses la existencia de una cultura de acoso sexual en el cuerpo policial.

El año pasado, los tribunales canadienses obligaron al Gobierno canadiense a pagar 89 millones de dólares canadienses (68,5 millones de dólares estadounidenses) a unas 1.000 mujeres que sirvieron en la Policía Montada desde 1974 y que fueron acosadas sexualmente por otros miembros de la fuerza policial.

En 2016, el entonces director de la Policía Montada, Bob Paulson, se disculpó oficialmente por los acosos y discriminación sufridos por las agentes femeninas.

La Policía Montada se enfrenta también a acusaciones de racismo sistemático contra la población indígena del país. La fuerza policial ha tenido que reconocer que no ha prestado la suficiente atención a la desaparición y asesinatos de miles de mujeres y niñas indígenas en las últimas décadas.


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