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Las cadenas de favores, aligeran la espera afuera de un Hospital

Poco a poco las personas que esperan noticias de sus familiares enfermos en el Hospital General comienzan a despertar de las duras bancas de concreto, algunos llevan pocas noches ahí, los más antiguos han perdido la cuenta


  • 12
  • Enero
    2018

La calle comienza a tomar vida, y mientras que en los puestos de enfrente ofrecen café y tamales por menos de 20 pesos, a pocos pasos del hospital la señora Nancy tiene café de olla endulzado con piloncillo, chilaquiles y pequeños empaques de galletas, todos gratis.

“Es como un agradecimiento de que nuestro familiar sanó y de que en algún momento uno estuvo en la misma posición, esperando y luego no tienes dinero ni siquiera para la comida”, comentó mientras servía las últimas gotas de café en un vaso de unicel.

El señor Antonio lleva semanas durmiendo en las puertas del nosocomio “yo no me muevo de aquí”, dice con los ojos llenos de cansancio, de tristeza, su hermana tiene cáncer, y refiere que a veces con los gastos de medicamentos y algunas otras necesidades que debe atender para su hermana, él se queda sin dinero para comer, es entonces cuando aprovecha esta especie de cadena de favores.

Con el desvelo en la cara comenta que no sólo es la señora Nancy la que lleva alimentos para los familiares de quienes están internados en el hospital, “siempre hay alguien que ve por nosotros”, comenta, en ese sentido ejemplifica la cobija que lleva sobre los hombros, alguien se la dio durante la madrugada.

“Tienen un buen corazón así hay varias personas que se preocupan por quienes tenemos a nuestros familiares enfermos, viene mucha gente a darnos, yo al principio pensaba que era por las elecciones, pero son personas de buen corazón”.

Esta especie de movimiento se repite en otros hospitales de la capital mexicana, son ciudadanos que en algún momento pasaron por la misma situación, por noches de larga espera, fríos y hambres varias, en algunos casos la gente lleva tortas, café, bebidas, incluso enseres de higiene personal, comenta Don Antonio.

De acuerdo con el documento Detección y Manejo del Colapso del Cuidador, del Instituto Mexicano del Seguro Social, un cuidador informal es aquella persona que provee apoyo físico, emocional o financiero a las personas con discapacidad o dependientes por enfermedades crónicas o degenerativas, por lo general tienen un vínculo afectivo con el paciente y no reciben remuneración económica por sus cuidados.

El documento refiere que en su mayoría, son las mujeres quienes se dedican a esta labor, con un tiempo de 10.9 horas de atenciones al día; además, por lo general no sólo se encargan de cuidar la salud del enfermo, sino también de otros miembros de su familia.

Además, los pacientes que requieren la ayuda de cuidadores informales tienen determinadas condiciones como edad avanzada, problemas neurológicos, cáncer o demencia, que al ser combinados con algunos factores de vida del cuidador, como poco apoyo familiar, bajos recursos económicos y sentimientos de autoeficacia resultan en el cansancio del cuidador.

A su vez, detalla que la sobrecarga de trabajo de los cuidadores tiene consecuencias físicas, sociales, psíquicas y económicas, aunado a que incluso es un factor que incrementa la mortalidad., ello, aunado a que es común que estas personas dejen en segundo plano su bienestar y viven constantes cambios en sus vidas, lo que repercute en su salud.

Con el paso del tiempo de cuidados hacia un enfermo, señala, muchos de ellos comienzan a negar que los problemas físicos o psicológicos que presentan son derivados del cuidado de su familiar; así, en situaciones de estrés crónico, hormonas como el cortisol y la noradrenalina se asocian a un estado proinflamatorio que predispone a enfermedades psiquiatricas, inmunológicas, inflamatorias y cardiovasculares, por mencionar algunas.

Lo anterior, se suma a incrementos de enfermedades coronarias, eventos cerebro-vasculares, diabetes e hipertensión arterial, ello, sumado a problemas psicológicos como depresión, ansiedad y trastornos del sueño.





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