Escena

Lo complejo de vivir al extremo las emociones

De acuerdo con cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS), existen cerca de 60 millones de personas con trastorno bipolar


  • 03
  • Abril
    2019

Después de un intento de suicidio, la mexicana Lizbeth Flores estuvo internada por varios días en terapia intensiva. Los médicos le advirtieron a su mamá que tal vez no se salvaría, pues el raticida que había consumido había afectado gran parte de sus órganos.

Le dijeron que, de salvar la vida, quedaría con secuelas. Cuando Liz, quien prefirió no proporcionar su nombre verdadero, aún estaba en terapia intensiva, recibió la visita del psiquiatra. Ahí recibió el diagnóstico: trastorno bipolar afectivo. Liz relata que antes de su intento de suicidio pasaba por etapas prolongadas de tristeza.

“Tenía cambios drásticos de humor pero pensé que eran normales, hasta que llegué al hospital, a partir de eso he leído mucho, esta es una enfermedad muy compleja, las emociones son extremas y en mi caso era más depresiva y permisiva”, dice.

Recuerda que tenía días en los que le subía el ánimo; sin embargo, la mayor parte del tiempo estaba triste. “Hasta que un día varios problemas me hicieron pensar que ya no tenía sentido la vida, pensé ‘voy a despertar mañana, ¿y qué más?’”.

Salió del hospital medicada y admite que tomó la mala decisión de casarse porque quería ser madre, “sentía que debía pasar ya porque no sabía cuándo iba a acabar mi vida”. Pero al casarse se agudizó su trastorno, su hoy exesposo la acompañaba al psiquiatra y mentía sobre los cambios de humor de Liz, así que el especialista la medicó con dosis más altas, que la hacían sentir drogada todo el tiempo y con reacciones lentas.

Debido al medicamento tuvo un aborto espontáneo y entonces dejó de tomarlos. Después de un tiempo se embarazó y suspendió por completo su tratamiento. Cuando su hijo nació regresó a terapia psicológica y todo el tiempo tenía que estar vigilada para cuidar que no se dañara ella misma o a su bebé debido a la depresión.

“A partir de que nació mi hijo ya no consumo medicamentos. Sí hay veces que me siento triste, pero no como antes. He tenido tantos problemas que ni tiempo de deprimirme me ha dado, además me ha funcionado aprender nuevas cosas para ocupar mi mente”, detalla. (Agencias)



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