Escena

Recuerdan el legado del genio universal

A 500 años de su muerte, Leonardo Da Vinci es considerado como uno de los más grandes pintores de todos los tiempos


  • 01
  • Mayo
    2019

Hoy se conmemora el quinto centenario de la muerte en Francia de Leonardo Da Vinci, pero Italia también se sumará a las celebraciones de su genio más universal con numerosas iniciativas en las ciudades en las que vivió, ideó y creó su legado.

El maestro nació en la aldea toscana de Vinci en 1452 pero en su niñez se trasladó con su padre a la próspera y cercana Florencia, entrando como aprendiz en el taller de Andrea Verrocchio, el primer paso de una vida que le consagraría como ejemplo de artista polifacético del Renacimiento.

Se puso a las órdenes de los más acaudalados nobles y mecenas de la época y, ya anciano y reputado, acabó su vida en Francia, donde vivió dos años a las órdenes de Francisco I hasta su muerte el 2 de mayo de 1519, hace exactamente quinientos años.

Por esa razón, tanto Francia como Italia recuerdan ahora a este influyente maestro, autor de iconos como La Gioconda, conservada en el parisino Museo del Louvre, y que destacó por sus inventos y estudios en arquitectura, escultura, ingeniería, pintura o botánica, entre las numerosas artes que dominó.

Su pueblo natal, Vinci, reabre hoy su Museo Ideal de Leonardo y mostrará además un mechón de pelo del maestro del que se espera sacar material genético para rastrear a sus descendientes. Pero además presume de un rico programa para conocer su figura y el castillo de los condes Guidi, sede del Museo Leonardiano, viajará a los orígenes de su genialidad exponiendo el considerado primer paisaje que dibujó, prestado por el museo de los Uffizi florentina.

Precisamente Florencia también celebrará a uno de sus artistas más ilustres con diferentes muestras que ahondarán en su visión del mundo y el Palacio Strozzi dará su espacio a Verrocchio, el maestro. También le rendirá tributo Milán, donde vivió casi veinte años de su larga vida a la sombra de la Casa Sforza y dejó una huella indeleble de su talento, como su precioso fresco de La última cena (1495) en el convento de Santa María de las Gracias. (Con información de Agencias)


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