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Época de Oro 2.0

El cine nacional vive un ‘boom’ que se refleja en la taquilla que entra de películas mexicanas y en las nominaciones a nivel internacional


  • 30
  • Enero
    2019

Los creativos nacionales relacionados al cine viven una época dorada que ya dura aproximadamente 10 años. 

Tanto en premiaciones enfocadas al cine comercial de calidad como los Óscares, como en festivales que reconocen al cine de arte, guionistas, fotógrafos y directores nacionales han levantado la bandera de la victoria.

Ya México tuvo su Edad de Oro en el cine allá por los años 30 y 50 del siglo pasado, ahora podemos hablar de una segunda Edad de Oro pues cada vez hay más películas mexicanas que rompen taquilla en nuestro país y reconocimientos internacionales en premiaciones y festivales.

Analizamos a continuación los elementos que se han conjugado para concretar lo que en el mundo se conoce como el “boom” del cine mexicano.

El efecto ‘Chivo’

Emmanuel Lubezky acumula dos décadas, de 1995 a 2015, en las que estuvo presente su nombre y talento cada dos años aproximadamente en la ceremonia de los Óscares. 

Comenzó a brillar al hacerse cargo de la fotografía de La Princesita (1995), de Alfonso Cuarón, lo que le abrió las puertas para trabajar con otros directores como Tim Burton (Sleepy Hollow, 1999), Terrence Malick (El Nuevo Mundo, 2005) y Alejandro González Iñárritu (El Renacido, 20015).

El “Chivo” ha estado nominado en ocho ocasiones, habiendo ganado a la fecha tres estatuillas de forma consecutiva por Gravedad, Birdman y El Renacido, de 2014 a 2016.

Entre sus múltiples premios sobresalen también el de Mejor Fotografía que le otorgó el Festival de Venecia en 2006 por Children of Men  por la que también obtuvo uno de sus cuatros BAFTA.

Actuaciones en la mira

En las últimas décadas dos mexicanas y un mexicano han atraído los reflectores de la Academia en los renglones de actuación. 

En 2003 Salma Hayek calló muchas bocas que estaban en su contra por haber interpretado al ícono Frida Kahlo y sin embargo obtuvo una nominación de Mejor Actriz tanto en los Óscares como en Los Globos de Oro y los BAFTA.

Cuatro años después fue el turno de otra mexicana, esta nacida en Toluca: Adriana Barraza. La actriz de 62 años se echó a la bolsa a los de la Academia por su papel en Babel (2006) y le dieron su nominación a Mejor Actriz de Reparto pero el premio se lo llevó Jennifer Hudson por Dreamgirls.

En la ceremonia del 2012 la esperanza estaba puesta en Demian Bichir, quien se coló en la terna de Mejor Actor por su papel de indocumentado en Una Vida Mejor (2011). El Óscar finalmente se lo dieron al francés Jean Dujardin por El Artista.

Los ‘golden’ tres amigos

Los últimos 10 años tres realizadores nacionales han “monopolizado” las categorías de Mejor Director y Mejor Película. Gracias a ellos el reconocimiento al talento mexicano dejó de ser una excepción en las ceremonias para convertirse en una constante.

Quien comenzó a infiltrarse a la industria hollywoodense fue Guillermo del Toro con películas como Mimic (1997) y Hellboy (2004), pero a la ceremonia llegó acompañado de la categoría de Mejor Película Extranjera por El Laberinto del Fauno (2006). Y aunque no ganó en esa terna, sí se llevó las de Mejor Maquillaje, Dirección de Arte y Fotografía. La cinta fantástica también estuvo nominada a la Palma de Oro en Cannes.

Fue en la ceremonia del año pasado cuando por fin le dieron el reconocimiento que la crítica ya le había dado a su visión y le otorgaron Mejor Director y Mejor Película por La Forma del Agua (2017). Ganó en esta última categoría en Los Globos del Oro.

En la categoría de Mejor Película Extranjera fue también en la que se dio a conocer por primera vez Alejandro González Iñárritu, con Amores Perros (2000). Si bien no ganó el Óscar, en Cannes los críticos le dieron el Premio de los Críticos. A partir de ahí su trabajo comenzó a tomar relieve.

Sus primeras nominaciones a Mejor Película y Mejor Director vinieron de la mano de Babel en la ceremonia de 2007, pero en esa ocasión se llevó las manos vacías a casa. Ocho años después sí rompió las redes gracias a Bridman con la que obtuvo Mejor Película, Mejor Director y Mejor Guion. Un año después logró tener en sus manos de nuevo el premio a Mejor Director por El Renacido (2015).

El tercero de los mexicanos estelares es, obvio, Alfonso Cuarón, quien comenzó a figurar en los Óscares a través de las letras: nominado a Mejor Guion Original por Y Tú Mamá También (2001). En guion, pero esta vez adaptado, volvió a estar presente en la ceremonia tras su nominación por Children of Men con la que además estuvo en la terna de Mejor Edición.

Para la fiesta del 2014 ganó Mejor Edición y Mejor Director por Gravedad (2013), que perdió en Mejor Película. Ese descalabro puede sanar en la próxima premiación si es que Roma -como pronostican expertos- se lleva el máximo galardón.

Los ‘festivaleros’

Si bien los Óscares están vinculados a un cine más comercial, el Festival de Cannes tiene un criterio mucho más plural y universal que demuestra que los mexicanos también han sido considerados en el cine de arte.

Micherl Franco ganó en 2015 Mejor Guion por la cinta Chronic; mientras que Amat Escalante ganó Mejor Director por Heli en 2013.

Carlos Reygadas se alzó como Mejor Director por la película Post Tenebras Lux en 2012. También se llevó el Premio del Jurado en 2007 por Luz Silenciosa.

En 2005 Guillermo Arriaga obtuvo el premio de Mejor Guion por Los Tres Entierros de Melquiades Estrada; mientras que Carlos Estrada se llevó en 1994 la Palma de Oro al Cortometraje por El Héroe, categoría en la que también ganó en 2007 Elisa Miller por su trabajo en Ver Llorar.

 

Expertos opinan

Directores de cine mexicanos coinciden en que el reconocimiento del talento nacional en el sétimo arte está en un excelente momento y éste se traduce en la ola de nominaciones al Óscar de los últimos años.

Pablo Mondragón, director de la Maestría en Escritura Cinematográfica de la Universidad de la Comunicación de la Ciudad de México, considera que el país ha logrado ganar terreno en dos grandes “canchas”: el cine comercial y el de arte.

En cuanto al primero, la prueba está en que cada año se rompen récords en taquilla de estrenos nacionales, y la evidencia del segundo es la cantidad de nominaciones que los realizadores nacionales reciben tanto en los Óscares y los Globos de Oro como en los principales festivales del mundo como Cannes y Venecia.

“Van varios años seguidos en los que se gana Cannes. Cada que compiten los mexicanos se gana algo”, afirma.

Lo que está sucediendo no es una buena racha, asegura, sino el reconocimiento oportuno de la creatividad mexicana que lleva años siendo “brutal”, pero que había carecido de presupuesto y metodología para proyectarse a nivel mundial.

“Lo que está pasando se va a mantener, no es una racha. Van a seguir habiendo premios y taquillazos, se van a abrir nuevos mercados. El que sí va a tener su época de oro es el cine independiente porque cada vez más gente hace películas con su lana y ahorita hay cerca de 140 festivales”.

El director Giusseppe Solano opina de manera similar: el talento y el trabajo creativo del cine mexicano se ha trabajado durante muchos años y hasta ahora se le pone el reflector porque se han combinado varios factores.

“No es que resurja, sino que siempre ha estado ahí produciéndose muchas veces en silencio, con el corazón puesto en la mano para darle expresión a nuestras creencias y visiones de esta realidad”, comenta el director ganador de Post Producción IMCINE por el cortometraje La Casa de Chayo.

“Es como si ahora la percepción cambiara de las ‘realizaciones mexicanas a una nueva época de oro’. Siento y creo que esto se da por el hecho que un par de directores mexicanos (que admiro y respeto) están ganando desde hace un par de años reconocimiento internacional en los Óscares. Sin embargo, sus producciones son de naturaleza de inversión extranjera”. 

“Sí, uno se siente orgulloso que sean mexicanos, pero me gustaría que hubiese producciones hechas aquí en México y con mayor inversión interna por ellos”.

Solano asegura que los mexicanos somos ricos en historias, pero que hay un tema pendiente a resolver que tiene que ver con la distribución y exhibición. 

“Según Imcine, en 2017 se produjeron 162 películas y solo llegaron a salas 90 de ellas.  Me encantaría ver muchas de ellas que siguen sin salir a la luz… y esto fue en un sólo año”. 

                                                       










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