Cuando dependemos de un semáforo para la movilidad

Los que nos dedicamos a la construcción, entendemos que cuando estamos en el proceso de inicio de cualquier obra, siempre hay momentos duros y críticos, ya sea porque se inician cimentaciones, colados o por la colocación de estructuras especiales, que hacen que todo esté "patas pa arriba", como se dice coloquialmente.Cuando termina el caos, nos sentamos frente a esa obra, nos sentimos orgullosos y reflexionamos, en que valió la pena todo el sacrificio, problemáticas, etc. Vienen las fotos, los premios, las fiestas y todos felices. Todo esto lo menciono porque el municipio de San Pedro Garza García en estos momentos está sufriendo y lo digo LITERAL; debido a las múltiples obras que se están llevando a cabo al mismo tiempo en varios lugares icónicos, y que tienen estresado el tráfico y las vialidades.Hoy en particular quiero hablar sobre el tráfico infernal que se hace todas las mañanas, y todo por la falta de empatía, falta de apoyo vial inteligente y logística.Me refiero a la zona de la avenida Alfonso Reyes a la altura del Panteón Valle de la Paz. En esa zona se encuentra un primer semáforo justo enfrente a la entrada del panteón que hace intersección con la calle Jiménez. A unos escasos 50 metros se encuentra otro semáforo en la convergencia con la calle de Las Sendas. Es este último, el generador de un infierno, ya que dura no más de un minuto en verde, lo que colapsa a la gran cantidad de automóviles que vienen del semáforo de atrás, el cual dura más y sólo hace un cuello de botella.En innumerables veces he enviado reportes al municipio, al propio alcalde, para decirles de esta situación. En el reporte colaboro comentándoles que lo único que se necesita es que coloquen a por lo menos cinco agentes viales. Dos de ellos en el semáforo del panteón para ir agilizando la intersección, y los otros tres en el semáforo de Las Sendas. Apenas la semana pasada pusieron sólo a un agente vial en el semáforo del panteón, lo cual no ayudó en nada.Esto “tan inocente” ocasiona una fila de 2 kilómetros que comienza en la rotonda de la Universidad de Monterrey y llega a la intersección de la calle Jiménez. Ese tramo nos frena casi 25 minutos, en medio de mentadas y de gente abusiva que toma un pequeño carril que viene de la lateral del puente de la universidad, el cual lo utilizan muchos para “librar” un tramo en la parte superior. Entonces, en lugar de tener tres carriles, tenemos cuatro que se transforman en dos. Esos 2 kilómetros representan estacionados en tan sólo una fila o carril 200 autos (ante mi aburrimiento, los conté), multiplíquele para que se imagine.No logro entender cómo un municipio que apenas el pasado 8 de febrero de 2023 recibió la certificación LEED® for Cities a nivel Oro, convirtiéndose en la primera ciudad certificada en Latinoamérica, como reflejo del gran esfuerzo para lograr una ciudad sostenible, y ser un ejemplo de mejora continua para la conservación del planeta, se vea colapsado por “dos tristes semáforos”. De risa ver que el big data apoya al funcionamiento de las ciudades, y tristemente a nivel ciudadano de a pie o a nivel ciudadano de automóvil las cosas son francamente diferentes.

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