Nuevo León

Así es la mina fantasma de Santa Catarina, Nuevo León

La mina El Ranchero y su pequeña aldea fantasma lucen desiertos en el sector privado de El Jonuco desde que la extracción de minerales terminó.


  • 05
  • Enero
    2023

Escondidos entre la imponente Sierra Madre Oriental se encuentran los vestigios del pasado minero de Santa Catarina, con yacimientos de fierro abandonados y un pueblo que quedó desierto cuando el auge de la extracción de minerales terminó.La mina El Ranchero y su pequeña aldea fantasma, ubicados en el sector privado de El Jonuco, son ejemplo de aquellas épocas.Una caminata de 4 kilómetros cerro arriba era lo que los trabajadores emprendían para llegar a su labor.La entrada de la mina ahora es reclamada por la naturaleza, aunque todavía resiste en pie a pesar de las décadas transcurridas.Por sus pasillos, cientos de trabajadores extraían diariamente minerales para abastecer a la extinta Fundidora de Fierro y Acero de Monterrey.Y es que la creación de la icónica empresa tiene sus orígenes en el “boom” de la minería de Nuevo León, pues los fundadores de la Fundidora buscaban aprovechar los recursos naturales que se explotaban a los alrededores de Monterrey desde antes del siglo 19.Cuando la compañía quebró, la mina El Ranchero también dejó de operar para siempre, aunque en su frío y obscuro interior todavía es posible observar las huellas de aquellos años dorados.Rieles, maderas y cámaras aún pueden verse, sin embargo, ahora sus únicos visitantes recurrentes son los osos y otros animales de la región.De pie también se encuentra el sistema que hacía posible enviar todo lo extraído hacía la Fundidora de Monterrey.Se trata de un gigante teleférico de acero reforzado ubicado a escasos pasos de la bocamina, y que bajaba el mineral hasta la base del cerro.Cuando los trabajadores terminaban su labor descendían para descansar en el pequeño pueblo creado para ellos muy cerca de sus puestos, de hecho, es perfectamente visible desde el sendero en la sierra.En las calles del lugar, los mineros y sus familias hacían su vida, pues tenían desde escuela para los más pequeños, plazas y espacios públicos y vivienda acondicionada.Hoy, las decenas de edificaciones son prácticamente unas vistosas ruinas de aquel poblado minero que comenzó a finales del siglo 19 y terminó en la década de los 80s.


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