Nuevo León

Familia es víctima de posesionarios

Una familia de Guadalupe es víctima de acoso y agresiones por parte de otra que se apropió de dos viviendas que había adquirido


  • 13
  • Marzo
    2019

Una familia del municipio de Guadalupe denuncia acoso y agresiones por parte de otra por haberlos sacado de dos propiedades que habían adquirido.

En mayo del 2012, Mónica Lara Zapata y su esposo, Gerardo Martínez, le compraron a la “Inmobiliaria Casbol” las casas 333 y 335, de la calle Búfalo, en la colonia Praderas de Guadalupe, de ese municipio, pero nunca imaginaron que vivirían un infierno debido a vecinos invasores y agresivos.

“Hace aproximadamente tres años, se apoderaron de una de mis casa, con lujo de violencia, actuaron con mucha violencia delante de mis hijos, tengo seis hijos menores de edad, delante de ellos nos golpearon, nos tumbaron la dentadura”, relató la mujer.

Lo último que les hicieron el viernes pasado lo cual quedó grabado en cámaras de seguridad: Sergio Antonio Valdés Rojas, integrante de la familia agresora, se metió al domicilio a causar destrozos y robar dos pantallas, pero antes de romper la puerta y el protector, hizo sus necesidades en el patio y luego usó ropa de menores de edad que estaba en el tendedero como papel sanitario.

Es hijo de una de las posesionarias, cabe mencionar que de esa casa son puros posesionarios, se apoyan entre ellos, y obviamente, dicen que tienen testigos porque no es cierto pues se los consiguen porque hay al por mayor, la vida y la seguridad de mis hijos corre peligro”, dijo la afectada.

Antes de eso ya los habían agredido varias veces como en mayo del 2017 cuando la invasora, Alma Angelina Rojas Piña, sus tres hijos, entre los que iba Sergio Antonio, y otros vecinos paracaidistas, los golpearon a ella y su esposo frente a sus niños por haber denunciado el despojo de su casa, número 333, que ocuparon siete meses antes.

El conflicto se ha ventilado en agencias del ministerio público de Monterrey, Guadalupe y Juárez, pero la víctima dice que nunca les han hecho caso porque los agresores se hicieron amigos del comandante de la Policía Ministerial en Guadalupe, José Honorio Arvizu Soto, el cual también ha ido a su casa a intimidarlos y pedirles que retiren las demandas.

“Yo traté de sacar cita con Gustavo Adolfo Guerrero (Fiscal del estado) y nunca me dieron la cita, me traían a vuelta y vuelta”, indicó.


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