Opinión

A 195 años de Fray Servando

A 195 años de Fray Servando

José Francisco Servando Teresa de Mier Noriega y Guerra nace en Monterrey, Nuevo Reino de León, el 18 de octubre de 1765 (otros dicen que en 1763); fallece en la ciudad de México el 3 de diciembre de 1827.
Clérigo dominico, político liberal, periodista e historiador, destaca como el primer historiador nuevoleonés en la revolución de independencia.

Sobresale por estar contracorriente en materia política y religiosa; siendo gran orador, su vida queda marcada por dos discursos controversiales.

El primero del 8 de noviembre en 1794 durante las honras fúnebres a Hernán Cortés, el cual le da fama y prestigio. El segundo lo pronuncia el 12 de diciembre del mismo año frente al virrey y las autoridades eclesiásticas por motivo del aniversario en la aparición de la Virgen de Guadalupe, ahí la vincula con el mito de Quetzalcóatl y la hipotética visita de santo Tomás al continente.

Pretende reinterpretar la aparición de la Guadalupana, desestimando la versión de su aparición a Juan Diego en el cerro del Tepeyac entre el 9 y el 12 de diciembre de 1531. Su interés era deslegitimar la evangelización española a pueblos americanos.

La condena por diferir de la tradición religiosa fue el encarcelamiento en Santander, España, y retirada toda posibilidad de predicar en público. En su traslado fue arrestado en el castillo de San Juan de Ulúa, Veracruz, para luego partir en 1795 a Cádiz, España.

En Europa construye un nombre como pensador, ideólogo y crítico político, además de la fama de escapista, pues se fugará de las prisiones en donde es recluido, lo mismo en su traslado a Madrid que en Burgos.
En Bayona, Francia, sitio donde se refugió, convence a dos rabinos de la sinagoga al catolicismo, lo cual podría dar cuenta de su convicción religiosa, misma que frecuentemente ha sido puesta en duda.

Profundiza en su vocación liberal de la época y con ello decide abandonar su orden religiosa, cuyo propósito logra en 1803. Esto no le salva de la persecución religiosa por lo que es recluido en Sevilla desde donde escapa hasta Portugal, sitio en el cual simpatiza con los españoles víctimas de la conquista napoleónica a España en 1808, esto fortalecerá su empatía con la causa libertaria española.

Será en 1811, en Cádiz, cuando se vincula a las sociedades secretas de conspiradores proindependencias en el continente americano. Ahí colabora con Miguel Ramos Arizpe en los trabajos legislativos del congreso constituyente que termina con la publicación de la primera Constitución vigente en México durante 1814.

Intentó acreditarse como diputado a las Cortes de Cádiz pero fue rechazada su solicitud, esto no impidió que apoyara la labor legislativa del coahuilense federalista.

Será en 1813 cuando publica la obra Historia de la revolución de la Nueva España, bajo el seudónimo de José Guerra. Desde este año y hasta 1816, conspirará junto a otros como Francisco de Miranda, Simón Bolivar, Carlos de Alvear, José de San Martín y Xavier Mina.

Se le vincula a la masonería por su cercanía con logias masónicas; sin embargo, no existen pruebas de su iniciación, por lo que se estima fue parte de sociedades secretas paramasónicas que utilizaban los códigos de secrecía para su protección como conspiradores.

Su retorno a México en abril de 1817 junto a Mina fue igual de convulso, es aprehendido por Joaquín de Arredondo y trasladado a la ciudad de México, de ahí lo envían a España en 1820; de nuevo se fuga, ahora hacia Filadelfia, EUA.

Finalmente muere el 3 de diciembre de 1827 luego de ver cristalizada la república federal centralista que imaginó.


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