Algo nuestro sobre la tierra
“Tú miras las cenizas y no puedes saber si esa persona tuvo éxitos o fracasos”.
“Todos somos iguales cuando ya somos polvo”, lo anterior son líneas del periodista peruano Joseph Zárate en su libro Algo nuestro sobre la tierra, en el cual incluye su trabajo de reportajes merecedores del Premio Nacional de Periodismo 2020 y que fue nominado al True Story Award que reconoce al mejor periodismo narrativo alrededor del mundo.
Hace unos años una mañana de marzo, nadie imaginó los sucesos que atravesarían el mundo. Nos parecía algo pasajero. “Es apenas una pequeña gripe o resfriado”, llegó a decir el presidente de la nación más grande de Sudamérica, en ese entonces Jair Bolsonaro. “Lo tenemos bajo control”, aseveraba Donald Trump.
Que duraría unas semanas, cuando mucho a fin de año. Lo cierto es que leer estas palabras nos convierte en supervivientes de una de las crisis sanitarias más devastadoras de todos los tiempos. Zárate, desde Perú, decide hacer un recorrido para documentar el trabajo funerario en su país.
Los estragos de la pandemia modificaron muchos de los conceptos, tradiciones y costumbres frente a la muerte. Las comunidades tuvieron que aceptar que perder a un ser amado por Covid-19 era posiblemente no despedirse, no volverle a ver, a veces ni siquiera en cenizas.
El autor nos presenta una panorámica de los procesos de adaptación de las casas funerarias. Desde la complejidad de los protocolos cuando, poco o nada se sabía al respecto del virus; pero que incomprensiblemente acontecía que se iban apilando los cuerpos de muertos en los vehículos de las funerarias.
En abril la incredulidad se entrelazaba con la incertidumbre. El confinamiento era apenas medido con la tragedia de las repentinas pérdidas económicas de hogares y negocios. Zárate narra ese trayecto también desde el testimonio de la cuadrilla de trabajadores venezolanos.
Los migrantes se convirtieron de la noche a la mañana en depositarios del miedo para manipular decenas de cuerpos que a diario necesitaban ser atendidos. El pico llegó para mayo y junio.
Zárate concierta bien, entre testimonios e impresiones, su andar en el camino con juntacadáveres y cremadores. Rescata sensaciones como: “El tiempo y la rutina de tener la muerte sobre los hombros acabarían acostumbrándolos a manipular los cadáveres dentro y fuera del crematorio sin la menor vacilación”.
¿Por qué es relevante esta narrativa periodística para la memoria de Perú y Latinoamérica? Creo que las historias que nos reflejan la humanidad en el sentido de buscar valores colectivos de apoyo y solidaridad, permiten que los retratos de una época vayan más allá de las cifras de muertos y enfermos.