Aramu Muru
Aramu Muru
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Uno de los más relevantes misterios de Perú es el Portal de Aramu Muru; o también conocido como la “puerta del diablo”,“puerta pétrea” o “ La Puerta Mágica de Aramu Muru”, que no conduce a ningún lugar.
En el centro, en su parte inferior posee una hendidura del tamaño de una puerta; en su centro exacto hay otra hendidura del tamaño de un plato.
Para qué alguien se habría tomado el inmenso trabajo de tallar este portal en medio de la nada; ya que no hay rastros de civilización alguna en sus alrededores; y con una hendidura en forma de puerta que no conduce a ningún lado.
Los nativos de la región tenían una leyenda que hablaba de “una entrada a las tierras de los dioses”; en esa leyenda se decía que en tiempos lejanos grandes héroes habían ido a unirse a sus dioses; y pasaron a través de la puerta hacia una vida gloriosa e inmortal.
Y que en algunas ocasiones esos hombres volvieron poco tiempo con sus dioses a través de la puerta; para “inspeccionar todas las tierras en el reino”.
Se encuentra en la comunidad de Mulla Contihueco, de la provincia de El Collao; a 35 kilómetros de Julí, cerca al Lago Titicaca, en el departamento de Puno.
Este pórtico labrado en roca se considera una maravilla única en esta parte de la región; rodeada de verdes llanuras, tiene siete metros de largo y es un lugar sagrado para chamanes o yatris y creyentes del lugar.
Situada cerca del lago Titicaca, se halla la misteriosa Puerta de Aramu Muru; pórtico de piedra perfectamente esculpida en forma de un enorme portal. Según los aymaras, es la entrada al Templo de la Iluminación de los Dioses o Hayu Marca que conduce al mundo de los espíritus.
Según la leyenda , hace aproximadamente 450 años; un sacerdote inca huía de los españoles y logró esconderse en las montañas para guardar el disco de oro.
Aramu Muru, un sacerdote inca que custodiaba el poderoso disco solar de oro guardado en el Templo del Coricancha, en Cusco; que habría sido una creación de los dioses con el objetivo de sanar a los enfermos y para la iniciación de los chamanes-sacerdotes. Lo tomó y lo llevó lejos, escondiéndose durante años en las montañas. En su travesía, llegó sin saber al portal y lo atravesó; llevándose el preciado disco solar de oro para preservarlo de la furia saqueadora de los conquistadores.
Del análisis del libro de Lehman-Nitsche, Coricancha, el Templo del Sol en el Cuzco y las imágenes del altar mayor (1928), se deduce que en el templo, además de una gran placa de oro donde se talló, entre otras figuras, una forma oval que ilustraba a Viracocha, había habido una estatua antropomorfa de Viracocha (llamado Punchau), y varios discos de oro, uno de ellos muy grande y pesado, todos los cuales representaban el rostro de Viracocha.
Incluso Pedro Cieza de León relata en la Crónica del Perú que la figura del Tici Viracocha (el disco solar de oro) y la del sol y de la luna (los discos laterales) y otras piezas de oro, no se hallaron al conquistarse la ciudad de Cusco. También afirma que el disco tenía un diámetro como la rueda de un carro y un dedo de espesor.
Según lo que se cuenta, en la segunda mitad del siglo pasado, un hombre de origen aymara, de nombre José Luis Delgado Mamani, había escuchado por largo tiempo los relatos de los chamanes que le describían una misteriosa “puerta” donde en el pasado se había escondido un poderoso “disco solar de oro”.
Cuando Mamani descubrió finalmente la exacta ubicación de la puerta, entrevistó a la gente del lugar y encontró varias concordancias entre los relatos orales y el período histórico de los conquistadores.