Adalberto_Madero_1x1_0da7ae6857
Opinión

Campaña desangelada, 1982

Pensando en La gente

La campaña del PAN para la elección de Monterrey del 14 de noviembre de 1982 estuvo marcada por la apatía, la falta de estrategias y liderazgo, en un ambiente político donde el régimen priista evitó que la oposición gobernara alguno de los 51 ayuntamientos. Veámoslo a continuación.    

Durante los meses previos al inicio de las contiendas, los panistas se mantuvieron inertes, con nula presencia mediática; se llegó a dudar que iban a participar en esta elección. Hasta finales de agosto comenzaron los rumores de que el partido contendría en algunos municipios del área metropolitana.

El 29 de agosto se realizó la asamblea estatal panista, encabezada por Pablo Emilio Madero Morelos, Fernando Canales Clariond y Pablo Emilio Madero Belden, donde se acordó la participación en 15 municipios. Se estableció que, a más tardar el 10 de septiembre, se realizarían las convenciones municipales para elegir un programa de gobierno, así como la planilla que representaría al partido en los comicios del 14 de noviembre. 

El 16 de septiembre, a las cinco de la tarde, en el marco de los festejos de Acción Nacional, se llevó a cabo la convención municipal en el edificio estatal ubicado en las calles de Gral. Treviño y Escobedo.

Los dos precandidatos con posibilidades eran Fernando Canales Clariond y Alfredo Corella Gil Samaniego, de quienes saldría el ungido para competir por la capital del estado. Tras iniciar el proceso interno, Canales declinó su nominación y respaldó el proyecto de Alfredo Corella para que fuera el candidato a la alcaldía regiomontana. 

Durante su discurso, Corella manifestó que ganaría las elecciones de noviembre “porque era el partido más fuerte y que la candidatura era una responsabilidad compartida con sus compañeros panistas”.

Respecto a su programa de gobierno, señaló que planteaba la necesidad de implementar el principio básico de la autonomía municipal, un manejo honesto de la hacienda pública, una reestructuración administrativa y que los servicios públicos fueran más eficientes. 

Finalmente, los panistas tenían candidato para competirle al PRI en las elecciones municipales de 1982.

Para entonces, los priistas llevaban 31 días de campaña; con solo seis semanas de movilización, sería difícil recuperar el tiempo perdido.

Al iniciar la campaña electoral, el presidente regional del PAN, Pablo Emilio Madero Morelos, comentó que implantarían un estilo novedoso en las campañas: “que se prepararían para ganar o perder, ya que el primer riesgo de la democracia es perder, por lo que los partidos políticos debían tener los pantalones para reconocerlo, aspecto que el partido en el poder no ha podido hacer”. 

Posteriormente, Corella presentó una serie de medidas para resolver el problema vial en la ciudad, consistentes “en la organización de orden moral para aniquilar el hábito del soborno, capacitación técnica de todo el personal de tránsito, modernización del sistema administrativo para eliminar el papeleo, creación de una sección de Planeación Vial para soluciones al problema, promover ante planificación las reformas al tránsito citadino, implementación de un sistema de semáforos modernos que ayude a la fluidez del tránsito”. En una rueda de prensa efectuada el 4 de octubre en las afueras del Congreso del Estado, aseguró que la presidencia municipal de Monterrey era un botín político entregado como premio a la administración de la ciudad: “una ciudad sucia, fea y abandonada”.

Expresó que tenía un programa estructurado. Por ello, Acción Nacional peleaba porque se vuelva a recuperar esa valía del municipio libre.

El 8 de noviembre, a siete días de la elección, Corella comentó que ésta solo se decidiría de dos maneras: “o era el pueblo con su voto o el gobernador Martínez Domínguez con sus trampas. En el estado, el gobernador tiene a todos los funcionarios como mayates en un mecatito. (…) Espero que ellos tengan el honor y la honestidad para reconocer su derrota”.

Ese mismo día, un periodista local evaluó la campaña blanquiazul, destacando que Corella había realizado su mayor esfuerzo, “pese a que arrancó tarde y no tuvo el apoyo de la dirigencia panista”.

Para el analista, “Acción Nacional provocó grandes expectativas por la presunta candidatura de Fernando Canales; luego, arrastró el proceso preelectoral y lanzó a un tercero en discordia tardíamente, sin darle recursos, con apenas el tibio apoyo de un jingle radial pegajoso y como para vender gelatinas. El candidato panista había hecho lo posible por salir adelante. Los domingos visitaba hasta tres mercados sobre ruedas, repartía solitariamente folletos a cuanto transeúnte se topaba y produjo un programa municipal ambicioso”. Poco de esto fue publicado por la prensa, ya que ni su cierre de campaña fue difundido. 

Fue así como terminó una intermitente campaña, alejada de los reflectores mediáticos, con nula difusión impresa y con poco tiempo para realizarla de frente a los ciudadanos. La victoria priista estaba cantada: todo era cuestión de llevar a cabo el teatro electoral para que el PRI siguiera perpetuándose en el poder.

más del autor

Alcaldesa

Para las elecciones municipales del 9 de noviembre de 1988, el PAN fue el...

Inflación de votos

El 10 de noviembre de 1985 se llevaron a cabo en Monterrey los comicios...

Campaña intensa

El 21 de septiembre de 1985, José Luis “El Coco” Coindreau inició su...

Sorprendente Vitalidad

El 22 de septiembre de 1985, en la colonia Obispado, Luis M. Farías arrancó...

últimas opiniones

¿Cómo queremos envejecer… y quién lo está haciendo posible?

Envejecer es un regalo extraño, años de anécdotas, vínculos y...

¿Por qué Nuevo León no es objetivo en una guerra híbrida de EUA contra el narcotráfico?

Ayer, las redes sociales —sobre todo X— se cimbraron con la noticia de un...

PEMEX: Soberanía quebrada

Por décadas se ha sostenido el mito de que Pemex, por ser una empresa...

¿NL al rescate en los EUA… y aquí?

Derivado de los eventos catastróficos de la naturaleza por las tormentas de...

×