Opinión

Colosio: Dejen de hacer el ridículo…

Colosio: Dejen de hacer el ridículo…

Trataré de ser respetuoso, no voy a hablar de Luis Donaldo Colosio, el padre de familia, a quien extrañan sus hijos; como es mi caso, a cada paso, a cada instante venero a don Margarito Ávila Martínez.

Trataré de no ofender con las siguientes preguntas. Qué caso tiene idolatrar la memoria del último gran héroe nacional nacido en Magdalena de Kino. Cuál es la ganancia de repetir en todos los rincones su discurso del 6 de marzo, si los priistas no fueron capaces honrar con hechos sus palabras.

De qué sirven sus duras palabras, si al terminar cada día, desde su asesinato a la fecha, los mismos priístas les convirtieron en fonemas vacíos de acción, llenos, eso sí, de mezquindad.

Lo que yo veo, y creo, es que sobran en las élites de este partido montones de ciudadanos que amasaron fortunas y que ahora en el confort lo que menos les interesa es ayudar a salvar al sistema tricolor que les dio casa –y fina–, comida –y de la buena– y sustento –en algunos casos, eterno.

Por lo mismo, bienaventurados los priistas que sobrevivan, porque de ellos será el reino de los cielos tricolor. Es lo que en gracia podemos decir a una comunidad dividida y en peligro de extinción.

Pero una vez más, y sin distingo de partidos políticos, ahí quedan sus palabras.

“Yo veo un México con hambre y con sed de justicia. Un México de gente agraviada, de gente agraviada por las distorsiones que imponen a la ley quienes deberían de servirla. De mujeres y hombres afligidos por abuso de las autoridades o por la arrogancia de las oficinas gubernamentales”.

“Veo a ciudadanos angustiados por la falta de seguridad, ciudadanos que merecen mejores servicios y gobiernos que les cumplan. Ciudadanos que aún no tienen fincada en el futuro la derrota; son ciudadanos que tienen esperanza y que están dispuestos a sumar su esfuerzo para alcanzar el progreso”.

Y todavía en el debate, quién, quiénes y por qué determinaron matar a un hombre que nunca conocimos como presidente, pero sí al candidato de multitudes.

No les vamos a decir sinvergüenzas, porque creo que como epíteto queda corto. Pero caray, yo les diría, dejen descansar en paz a Colosio, dejen de hacer el ridículo cada año, cada 23 de marzo.

Con repetir sus palabras no van a ganar elecciones, con sus lágrimas de cocodrilo no van a lograr el éxito perdido en el 2000. Si bien Colosio no es Cristo, que si lo fuera, jamás habrían perdido los espacios de poder heredados del pasado.

El bla-bla-bla no sirve de mucho y las letanías tampoco y aun así… queda para la historia el drama de su perfecto diagnóstico.

Sí, parece, que fue ayer…

“Reformar el poder significa hacer del sistema de impartición de justicia una instancia independiente de la máxima respetabilidad y certidumbre entre las instituciones de la República”.

Tantos, como Osorio y Alito, se han quedado sin lengua…


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