Opinión

Debates Coahuila: primera de tres caídas

Debates Coahuila: primera de tres caídas

El domingo pasado tuvo lugar, en Torreón, el primero de tres debates entre los candidatos al gobierno de Coahuila. Sobre el ejercicio, resulta obligado señalar un detalle: al menos no fue aburrido, si bien puede cuestionarse su utilidad como instrumento para enriquecer la decisión ciudadana.

Si resultara forzoso declarar un ganador de este primer encuentro ese sería el priista Manolo Jiménez, quien logró salir prácticamente ileso de una encerrona en la cual, en teoría, todos iban contra él dada su condición de puntero.

Jiménez mostró buenos reflejos incluso en un momento en el cual parecía arrinconado, pero curiosamente no por sus adversarios sino por la moderadora Sandra Romandía, quien le cuestionó haber otorgado permisos de construcción a empresas de su familia y mantener en la opacidad el padrón de beneficiarios de un programa de apoyos desarrollado durante la pandemia, cuando fue alcalde de Saltillo.

También supo leer bien el momento en el cual sus rivales convirtieron el ejercicio en un pleito entre ellos, por lo cual decidió salirse del cuadrilátero y convertirse casi en un espectador. En las últimas rondas hasta se dio el lujo de no utilizar más de la mitad de su tiempo, en una clara estrategia para acelerar el final del debate.

Ricardo Mejía, el abanderado del PT y quien ha apostado por colocarse en el papel de candidato disruptor, fue probablemente quien mayor jugo le sacó al ejercicio. Lanzó varias estocadas en dirección del puntero –quien las ignoró– pero, sobre todo, logró sacar de sus casillas a su excompañero de viaje, el morenista Armando Guadiana.

El udecista Lenin Pérez también le sacó provecho al encuentro, aunque su intento por dibujar a sus adversarios como parte del mismo grupo –al señalar el común pasado priista de los tres– no necesariamente hizo blanco en la mente del público.

Quien no obtuvo nada –y tal vez hasta perdió– fue Armando Guadiana. Fiel a su estilo “relajado”, el morenista protagonizó, sin duda, los momentos más divertidos del debate, como cuando dijo necesitar un “break” para ir al baño y luego intentó hacer un chiste al estilo AMLO señalando el no poder dejar su sombrero en el atril porque se lo podían robar.

Pero una cosa es provocar la risa del público y otra muy distinta convertir eso en simpatías y, ulteriormente, en votos. La base dura de Morena sin duda seguirá apoyándole pero eso es claramente insuficiente para crecer en las encuestas y disputar en serio la gubernatura.

Ahora bien, ¿va a mover el marcador actual el ejercicio del domingo pasado? Personalmente no lo creo. Al menos no en lo relativo a quienes encabezan la contienda, de acuerdo con los estudios de opinión conocidos.

Y esto es así porque, aun cuando el ejercicio haya sido entretenido y las reverberaciones de éste puedan prolongarse unos días, debido a la cantidad de gifs, memes y videos cortos para los cuales proveyó material, los electores mexicanos –y los coahuilenses no son excepción– no tienen al debate –al menos no la mayoría– como un elemento importante de su decisión a la hora de cruzar un logotipo en la boleta.

Los resortes merced a los cuales el elector mexicano toma decisiones son otros y se encuentran profundamente arraigados en el imaginario colectivo. Difícilmente el atestiguar un ejercicio de espléndida retórica o escuchar articuladas propuestas invita a las personas a cambiar de opinión.

Tendremos mejores elementos para esta discusión en unos días, cuando se conozcan las encuestas posdebate.

Aristas

Mañana miércoles tendrá lugar un segundo debate entre los contendientes coahuilenses. Este lo organiza la Coparmex, en alianza con la plataforma Debate Ciudadanos. Es un formato diferente –en teoría más fresco, menos acartonado– y probablemente cuente con mayor audiencia debido al morbo despertado por el primero.

Todos los candidatos han confirmado su asistencia. Veremos cómo les va y cuánta pasión despierta… si acaso lo hace.

@sibaja3


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