Opinión

El amor del padre Gabriele Amorth

El amor del padre Gabriele Amorth

Tuve la ocasión de conocer personalmente al más célebre sacerdote exorcista: el padre italiano Gabriele Amorth, fallecido en 2016 a los 91 años.

En una de sus visitas a México le pregunté al padre Amorth si no le tenía miedo a Satanás.

Y el padre Amorth me respondió: “No le tengo miedo a Satanás. Es Satanás quien debería tenerme miedo a mí”.

El sacerdote Gabriele Amorth fue uno de los contados demonólogos autorizados por el Vaticano para practicar exorcismos.

En varios de sus libros que se volvieron best sellers, Gabriele Amorth asegura que liberó del demonio a nada menos que 70,000 personas poseídas.

Muchos de estos casos de liberación los cuenta el padre Amorth con detalles, y a ti y a mi se nos eriza la piel recordando aquella película de “El exorcista”, inspirada libremente en los rituales del padre Amorth.

Y aunque practicaba el ministerio del exorcismo, el padre Amorth era un hombre muy humilde y místico. Era un ser lleno de amor.

Aunque sacó muchas veces al demonio de cuerpos poseídos, el padre Amorth era una persona muy servicial y hasta tímido. El amor campeaba en su vida.

Aunque decía no tenerle miedo a Satanás, el padre Amorth veneraba a la Virgen Santísima, igual que yo.

Sus únicos instrumentos para enfrentarse al demonio eran las plegarias, el agua bendita y el aceite de unción. Sin olvidar el crucifijo en mano.

Pero déjame cuestionarte algo: según el padre Amorth las evidencias de que un cuerpo está poseído son: la fuerza física descomunal, la levitación, el odio a lo sagrado, el hablar lenguas extrañas y tener visiones.

¡Pero cuidado! ¿cómo podríamos diferenciar estas evidencias de problemas psiquiátricos? ¿Cómo podemos distinguir la posesión satánica de un trastorno mental? ¿Cómo evitar confundir a un endemoniado de una personalidad limítrofe que requiere atención clínica?

En el año 2014 el Papa Francisco le dio reconocimiento oficial a la Asociación Internacional de Exorcistas, fundada por el padre Amorth.

Esta fundación distingue bien lo que son fenómenos propios de un endemoniado frente a lo que es un trastorno de personalidad.

Deslindar esto es fundamental sobre todo porque a partir de la pandemia de COVID se incrementaron los casos de posesión diabólica y en México se han multiplicado por 10 los casos de endemoniados.

Y ahora el turno es tuyo: ¿serías capaz de distinguir un caso de posesión frente a un caso psiquiátrico de trastorno de personalidad?

Déjame tu respuesta en eloygarza1969@gmail.com o en mi WhatsApp:

81 31 28 43 81 y dime si quieres que te envíe de regalo uno de los textos (pdf) fundamentales del padre Gabriele Amorth.

¡Hasta la vista!


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