Opinión

El gobernador viajero

El gobernador viajero

En un mundo cada vez más interconectado, las redes sociales se han vuelto una herramienta poderosa para construir y mantener la imagen pública de líderes políticos. Sin embargo, en el caso del gobernador de Nuevo León, Samuel García, parecería que la prioridad por generar contenido en sus redes sociales ha eclipsado su responsabilidad como gobernante, generando preocupaciones respecto a la gobernabilidad de la entidad y su capacidad para enfrentar problemáticas como la inseguridad.

El uso de redes sociales por parte de líderes políticos no es algo negativo per se, pero en el caso de García, su constante actividad en plataformas como Instagram y Twitter, donde comparte fotos y videos de sus viajes, parece más un intento de mostrarse como un “influencer” que como un gobernante comprometido con su estado.

Esta situación se agrava cuando ni siquiera parece ocupar el Palacio de Gobierno como centro de trabajo, sino que prefiere atender los asuntos desde su casa, lo que puede ser percibido como una falta de seriedad en el ejercicio de su cargo. Esta preocupante tendencia a priorizar la imagen personal por encima de las responsabilidades de gobierno se hace aún más evidente en el contexto de la creciente crisis de inseguridad en Nuevo León.

Mientras el gobernador García se dedica a documentar sus viajes y su vida cotidiana, los ciudadanos de su entidad enfrentan un escenario de violencia y criminalidad que requiere de un liderazgo firme y dedicado. Es legítimo cuestionar si el gobernador García está realmente preocupado por atender esta problemática o si su interés radica más en la autopromoción y el culto a la personalidad.

Al dar prioridad a sus redes sociales por encima de su deber como gobernante, García corre el riesgo de generar una crisis de ingobernabilidad en Nuevo León que muchos ya dan por hecho, donde la falta de un liderazgo eficiente y presente pueda tener consecuencias graves y duraderas para el bienestar del estado.

Samuel García debe recordar que su rol como gobernador va más allá de compartir fotos y videos en redes sociales. Su responsabilidad principal es garantizar la seguridad, el bienestar y el desarrollo de los ciudadanos de Nuevo León. Si quiere ser recordado como un gobernante exitoso, es necesario que revalúe sus prioridades y se enfoque en atender las problemáticas de la entidad, en lugar de preocuparse tanto por su presencia en redes sociales.

La ingobernabilidad en Nuevo León es un asunto serio y urgente, que requiere de un liderazgo comprometido y enfocado en solucionar los problemas de la entidad. El gobernador García tiene la oportunidad de demostrar que puede ser ese líder, pero para lograrlo debe dejar de lado su faceta de “influencer” y asumir plenamente su responsabilidad como gobernante.

En los últimos meses, hemos sido testigos de un fenómeno que parece haber capturado la atención de medios y ciudadanos por igual: los continuos viajes de Samuel García, tanto al extranjero como al interior del país. En un contexto donde los desafíos y problemáticas que enfrenta la entidad parecen estar en aumento, cabe preguntarse: ¿son realmente necesarios o estamos ante una exageración sin justificación?

No hay duda de que los viajes de un gobernador pueden ser útiles para la promoción económica y social de la entidad, así como para también establecer relaciones internacionales, sin duda el conocer de primera mano las experiencias y modelos exitosos de otros territorios puede contribuir al desarrollo de una entidad como Nuevo León; sin embargo, el caso de García parece ir más allá de lo razonable, y es aquí donde emerge una preocupante crisis de gobernabilidad.

El gobernador ha realizado numerosos viajes en un corto periodo de tiempo, lo que plantea serias dudas sobre la eficacia y justificación de estas visitas. En lugar de enfocarse en los problemas de Nuevo León, parece que García está más interesado en recorrer el mundo y el país, generando una especie de culto a la personalidad en torno a su figura. Esto no sólo pone en entredicho su capacidad de gobernar, sino que también nos hace cuestionar si su principal motivación es realmente el bienestar de los nuevoleoneses, o si se trata de una estrategia para promover su propia imagen para sumar a sus aspiraciones políticas.

La falta de justificación para muchos de estos viajes, así como el tiempo invertido en ellos, han generado un creciente malestar entre los ciudadanos de Nuevo León, quienes ven cómo su gobernante se ausenta de manera recurrente mientras la entidad enfrenta problemas urgentes y complejos.

Es fundamental que Samuel García reflexione sobre la conveniencia de su ajetreada agenda de viajes y evalúe si, en lugar de contribuir al progreso de Nuevo León, no está generando una percepción de inestabilidad y falta de liderazgo. El gobernador debe recordar que su principal responsabilidad es la de atender las necesidades de su estado y sus ciudadanos, y no la de transformarse en un viajero empedernido.

La política y la gobernanza requieren de compromiso y presencia constante. Si Samuel García desea dejar un legado positivo en Nuevo León, debe centrarse en su trabajo como gobernador y no en la acumulación de millas de viajero.


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