El medio ambiente no es un lujo, es una necesidad.
El medio ambiente no es un lujo, es una necesidad.
Parece que la procuración del medio ambiente hoy es un tema de poco interés para algunos de los sectores de la sociedad, pero el cuidado del medio ambiente no es un lujo, sino una necesidad. Nuestro planeta se está acabando, diariamente podemos observar en medios de comunicación noticias sobre el deterioro de nuestro planeta, sin embargo, las acciones de los gobiernos no han sido suficientes; de hecho, en algunos estados las acciones sólo han quedado en el discurso.
Un discurso repetido, vacío y sin resultados. Hablar de acciones y soluciones, además de ser un deber moral, también es una obligación gubernamental, pareciera que hoy sólo nos importa el crecimiento económico, cuando se busca restringir el tránsito vehicular para “taparle el ojo al macho” pero no se regula la operación de la industria existente ni de la que se va a instalar, generando programas y planes repetidos que solamente amplían el plazo para obtener resultados. Pero recordemos que sin planeta todo lo demás es sólo un deseo y un sueño que jamás se habrá de realizar, pues de nada servirá ser un estado con inversión e infraestructura, pero con una deficiente calidad de vida para sus ciudadanos.
Sin lugar a duda, los ciudadanos tenemos una corresponsabilidad en el cuidado del medio ambiente, con acciones muy simples como pueden ser la reducción del uso del vehículo, cambio de hábitos, cuidado y ahorro del agua, pero también es cierto que los gobiernos deben de impulsar una planeación estratégica que promueva políticas públicas de fondo para, desde sus obligaciones, garantizar el derecho humano a la salud y al medio ambiente adecuado para el desarrollo y bienestar.
El cuidado del medio ambiente en nuestro estado no es negociable, como no es negociable la salud para el desarrollo de una persona. El estado no realiza acciones concretas para sancionar o prevenir las principales fuentes de contaminación, sólo exhortos o planes que resultan “llamados a misa” y siguen privilegiando ciudades de vehículos y no de ciudadanos. Desarrollo económico y preservación ambiental son principios inseparables. Pareciera que no nos ha quedado claro a todas las personas y gobiernos que somos la última generación que puede hacer algo por el planeta y que en este caso no habrá segundas oportunidades.