Opinión

Entre China y Estados Unidos, México

Entre China y Estados Unidos, México

Los pleitos entre empresas de origen chino y de origen estadounidense se escriben todo el tiempo en los círculos económicos de América Latina, donde los asiáticos decidieron invertir para mejorar su posición imperialista frente a los gobiernos locales, mientras que los norteamericanos sienten que se les va el control que solían tener en la región.

Uno de los más recientes acontecimientos es el de la licitación y posterior asignación de un contrato de servicios de escaneo en las aduanas mexicanas y que, por razones naturales, servirá para conocer y escudriñar en las mercancías que de México pasan la frontera hacia EUA.

La ganadora del contrato de $800 millones de dólares fue la norteamericana Rapiscan, cuya participación en el mercado del espionaje, o también llamado “servicios especiales de inteligencia”, hace que los malpensados digan que los vecinos de México sintieron temor de que una empresa china se quedara con tal influencia en la frontera.

No andan tan errados. La rival en esa licitación de Aduanas fue nada menos que la China Nuctech, que por supuesto es paraestatal. Por ello sonaron las alarmas y la gestión del embajador Ken Salazar no se hizo esperar. Actuaron con rapidez, se presentaron ante el presidente López Obrador, ante el canciller Marcelo Ebrard, ante las cámaras empresariales, ante los periodistas del ramo financiero y ante cualquier posible factor de influencia para frenar el avance de los chinos.

Tuvieron éxito en su encomienda y Rapiscan se quedó con el contrato. En otras latitudes dirían que se usó dinero del gobierno para ayudar a una empresa y si, tienen razón. El gobierno del presidente Biden, y de todos sus antecesores, actúa para proteger los intereses de sus conciudadanos mediante lo que podemos calificar como un subsidio y transferencia indirecta de riqueza del gobierno al sector privado.

¿Qué pasaría si el gobierno de México hace lo mismo? Pues lo más probable es que sea condenada la gestión por intervenir a favor de particulares.

La empresa de moda en Nuevo León, Tesla, ha crecido rápida y eficazmente, entre otras razones, por el aprovechamiento de los apoyos del gobierno de EUA en algo que podríamos llamar: subirse a la ola para “surfear” en ella. Porque el gobierno impulsa las electrolineras o centros de recarga de los automóviles bajo el argumento de que hay que avanzar en la reducción de emisiones y los autos eléctricos cumplen esa premisa.

El proteccionismo estadounidense, practicado desde hace décadas, no es mal visto entre los ciudadanos, porque se considera que avanzan contra el enemigo y, a éste, siempre lo colocan afuera de sus fronteras.

Por su parte, China ha implementado la creación de grandes empresas paraestatales a las que le invierte dinero público, del que dispone su gobierno con el propósito de conquistar mercados allende sus fronteras.

Esto es visto como una distorsión del mercado, porque si las empresas chinas pierden dinero no lo pierden sus dueños y es una política calificada como de izquierda, en términos ideológicos.

Desde mi punto de vista, ambas naciones son proteccionistas de sus connacionales e imperialistas para con el resto del mundo. No es fácil encontrar las diferencias ideológicas cuando pones frente a frente las acciones de sus gobiernos.

La geografía de la economía mundial sigue cambiando con el paso de los meses y, con ella, también los intereses de los países involucrados en la lucha por la hegemonía económica del planeta.

Muy pronto, México se ha colocado en medio de una guerra silenciosa entre el país vecino del norte y el del lejano oriente. La disputa por la supremacía económica, la superioridad política y la dificultad del transporte de materiales han traído a tiempo presente la Guerra Fría de los años 80 entre EUA y Rusia, antes Unión Soviética.

Sin embargo, la puesta de intereses en común, tanto de EUA como de China, ponen a México como el villano que se deja seducir por los llamados de su rival, mientras buscan frenéticamente desplazarlo.

No sé si los beneficios sean tan grandes como se presumen cuando una empresa extranjera se instala en el país. Pero sí considero que deberíamos replantear cuáles subsidios del gobierno mexicano deban usarse para impulsar la industria y el empleo en el territorio nacional.

Facilidades fiscales, terrenos gratis, agua abundante, infraestructura de calidad, certeza jurídica, ambiente urbano, paz social, entre otras, han sido mencionadas por los especialistas en macroeconomía, como factores de impulso al crecimiento del país. Todas ellas cuestan dinero del pueblo que, a través del gobierno, impulsan tales o cuáles empresas. Capitalismo como el de China o socialismo como el de EUA.

¿Porqué estos temas no se discuten con madurez en el Congreso de la Unión?


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