Escritor, inventor, piloto
Segunda parte
“En 1926, Antoine trabajó para la compañía aérea Latécoère, que realizaba viajes comerciales entre Toulouse, el Marruecos francés y Dakar, siguiendo la costa mediterránea española. Este periodo de su vida quedó reflejado en su libro “Terre des hommes”. En el comienzo del libro se refiere al temor que le inspiraban las montañas españolas:
“Nous vivions dans la crainte des montagnes d’Espagne, que nous ne connaissions pas encore, et dans le respect des anciens”.
También este libro incluye numerosas reflexiones sobre los aviones, que en aquellos años aún no habían alcanzado la madurez, como cuando señala que la invención se torna perfecta cuando el piloto logra olvidarse de que vuela dentro de una máquina:
“La perfection de l’invention confine ainsi à l’absence d’invention. Et, de même que, dans l’instrument, toute mécanique apparente s’est peu à peu effacée, et qu’il nous est livré un objet aussi naturel qu’un galet poli par la mer, il est également admirable que, dans son usage même, la machine peu à peu se fasse oublier”.
Durante sus años como piloto en el ejército francés siempre se quejó de los problemas que planteaba el sistema de propulsión mediante hélices y trató de convencer a sus mandos de la necesidad de investigar en la obtención de una propulsión a reacción, en la que ya estaban trabajando tanto los británicos como los alemanes. Sin embargo, no logró convencer a sus superiores. Como se ha comentado anteriormente, una de sus patentes, la FR850093, se refería a la propulsión a reacción.
Además de las invenciones patentadas, se dice que también tuvo, durante el invierno de 1939, la idea de añadir una solución de metilo-glicol al aceite de las metralletas de los aviones para evitar su bloqueo, al congelarse el agua generada durante el disparo. Esta solución aún se emplea hoy en día para evitar la congelación de la superficie exterior de los aviones militares y comerciales, durante el invierno. También en aquella época barajó la idea del llamado “camuflaje luminoso”, ya que recordaba de sus años en Argentina que un piloto se encuentra más cegado por una explosión luminosa brusca y violenta que por la oscuridad y por tanto sugirió extender una alfombra luminosa para esconder los lugares estratégicos.
En fin, un personaje que ha pasado a la historia por su aportación a la literatura, pero que también fue interesante desde el punto de vista de la tecnología aeronáutica. Antoine de Saint-Exupéry es asimismo conocido por sus célebres frases, reproducidas frecuentemente. Terminemos con una de ellas, relacionada con el mundo de la invención:
“La perfection est atteinte, non pas lorsqu’il n’y a plus rien à ajouter, mais lorsqu’il n’y a plus rien à retrancher” / La perfección no se obtiene cuando ya no hay nada más que añadir, sino cuando ya no hay nada más que retirar (Antoine de Saint Exupery, Terre des hommes).