Opinión

Fluir y aceptar

Si estamos atentos a lo que la vida nos depara encontraremos joyas invaluables para nuestro crecimiento interior.

Hace algunas semanas caminaba por un parque y mientras andaba, iba viendo el césped y me di cuenta de que entre la alfombra verde se elevaban frágiles plantas pequeñas que en su punta terminaban en motas blancas, cual tenue algodón: Dientes de león.

Al ver estas típicas plantas decidí caminar hacia una de ellas y, sin cortarla, me acerqué lo suficiente para darme cuenta de lo perfectamente alineados que tenía sus filamentos, entonces, hice algo que la mayoría hacemos al ver estas plantas: Soplé fuerte.

Del aire de mi soplido se desprendieron gran cantidad de filamentos de una manera aparentemente caótica y mientras se alejaban de mí, me quedé pensando en lo maravillosa de esta planta.

Una de las analogías que me pareció que embonaban perfectamente, fue el ver cómo estas semillas se esparcían muy lejos, no caían simplemente al césped con el impulso de mi soplido, sino que se iban serpenteando en el aire hasta perderse de mi vista y este desprendimiento de las semillas era indispensable para que la planta se reprodujera.

De otra manera se extinguiría, de la misma manera que si nosotros, los seres humanos, no soltamos todo eso que nos estanca: Resentimientos, miedos, culpas o prejuicios, no podremos desarrollarnos, así que fluir, tal como la planta se desprende sus semillas es indispensable para nuestra plenitud.

Y por otro lado, recordé sentado en el césped, un extracto del libro de Anthony de Mello, el canto de pájaro que dice así:

Un hombre que se sentía orgullosísimo del césped de su jardín se encontró un buen día con que en dicho césped crecía una gran cantidad de dientes de león. Y aunque trató por todos los medios de librarse de ellos, no pudo impedir que se convirtieran en una auténtica plaga.

Al fin escribió al ministerio de Agricultura, refiriendo todos los intentos que había hecho, y concluía la carta preguntando: ‘¿Qué puedo hacer?’. Al poco tiempo llegó la respuesta: ‘Le sugerimos que aprenda a amarlos’”.

En este extracto del libro, el maestro indio nos comparte una poderosa enseñanza: Aceptación. Y aunque evidentemente algo se podría hacer para erradicarles, el mensaje estriba en cómo esta pequeña y maravillosa planta nos puede enseñar dos poderosas enseñanzas: Fluir y aceptar.

De tal manera que cada vez que nos estemos aferrando a patrones, pensamientos o emociones que nos impiden liberarnos o cuando nos resistamos a abrazar una realidad incambiable, recordemos al humilde diente de león, que nos enseña con su maravillosa sabiduría que lo más sano es soltar para crecer y abrazar para fortalecerse.

Hasta el siguiente momento presente.


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