¿Fuiste un hijo paternalizado?
Lo que sucede cuando los niños tienen que comportarse como adultos.
La paternalización de los hijos sucede cuando un niño es forzado a asumir el rol de un adulto. A muchos niños se les empuja a adoptar el rol de protector de los hermanos menores, ser el arbitro en las peleas de los padres y en ocasiones, hasta ser confidente de las tragedias emocionales de uno de ellos. Cuando estos no son capaces de estar a la altura para sus hijos, esto pone al niño en situaciones que resultan inapropiadas para su desarrollo.
Esta dinámica se desarrolla en diferentes niveles y existen, por consecuencia, distintas repercusiones. Por otro lado, hay cualidades que pueden rescatarse en un futuro y ser benefeciosas como ser responsable o cuidar de los demás. Es algo muy bueno, sin embargo con la dosis excesiva y pocos recursos para gestionarlo, puede ser potencialmente doloroso para el niño y su adulto del futuro. Se trata de encontrar el balance adecuado entre responsabilidad y estructura, juego y diversión.
Muchas veces, los adultos que de niños fueron paternalizados requieren atenderse pues batallan para disfrutar, divertirse y usualmente cuidan de todo y de todos. Su valor está muy ligado a lo que pueden proveer o aportar a los demás y que tan “buenos” son. El orden, control y estructura suelen sentirse mucho más seguro que relajarse, divertirse y confíar.
El término de “paternalización” se concretó en 1967 por Salvador Minuchin, quien explicó que esto ocurría cuando los padres delegaban roles de crianza a los hijos. El concepto fue ampliado por el psicólogo Ivan Boszormenyi-Nagy quien sugirió que pueden surgir conflictos emocionales profundos en el niño cuando existe un desequilibrio en los roles.
Existen dos tipos la paternalización instrumental y la emocional. La primera consiste en poner al niño responsabilidades prácticas como: cuidar a sus hermanos o familiares, asumir tareas de la casa como limpiar o cocinar, hacerse cargo del pago de recibos. La emocional implica que el niño le dé apoyo emocional a uno de los padres, incluyendo: escucharlo hablar sobre sus problemas, ofrecer consejos, mediar en conflictos o peleas entre padres u otro familiar, hacer de confidente y por último, dar alivio emocional y apoyo en crisis al padre o madre.
La parentalización puede ser una forma de abandono o abuso por parte de los padres, particularmente en casos extremos. Esto puede resultar en trauma relacional. El trauma relacional ocurre en la infancia cuando el vínculo entre padres e hijos se interrumpe o se rompe de alguna manera. Esto deriva un estado de estrés crónico en el que los niños no pueden acceder al apoyo y la protección que necesitan.
A medida que los niños se convierten en adultos jóvenes, enfrentan conflictos internos con las relaciones, especialmente con las relaciones románticas. Es posible que no sepan cómo establecer límites con los demás o cómo satisfacer sus necesidades de manera saludable si no es a partir de cuidar del otro.
Por eso #noesdelocos revisar tu historia de vida, #noesdelocos ponerte en contacto con tu niño interior y #noesdelocos reaprender a cuidar de ti mismo de la forma en que lo necesitaste.