Opinión

Gobierno desmemoriado

Gobierno desmemoriado

Un gobierno que le resta importancia a la cultura y la historia está condenado a vivir a ciegas, improvisando e imitando modelos ajenos por desconocer su origen siendo incapaz de comprender los procesos que conformaron su desarrollo, está predestinado a ejercer el poder de manera fallida. Para simular que se preocupa por el pasado de Nuevo León, la actual administración en más de una ocasión se comprometió a buscar una sede alterna para el Archivo Histórico del Estado, en virtud de que las actuales instalaciones resultan insuficientes para albergar los miles de kilómetros lineales de documentos que datan desde finales del Siglo XVIII. Sin embargo, todo quedó en una falsa promesa, veámoslo a continuación.

El Archivo General del Estado de Nuevo León (AGENL) sufre de un grave deterioro en sus instalaciones, recursos económicos y humanos; para tener un archivo digno se debe llevar a cabo las siguientes acciones:

La digitalización de los acervos y los procesos archivísticos; dotación de equipo tecnológico (escáneres, computadoras de última generación y memorias de almacenamiento); equipo de climatización para controlar la temperatura y la humedad para evitar la propagación de hongos en los documentos; Internet de banda ancha; iluminación adecuada; cumplimiento de medidas de seguridad; edificio que cumpla con sus necesidades; medidas para la protección de datos y almacenamiento; capacitación en materia de gestión documental y dotación de presupuesto, entre otras.

A la sede del AGENL ubicada en el Parque Fundidora nunca se la ha dado mantenimiento por falta de recursos, el saldo de los daños se percibe a simple vista: de los 15 sanitarios que dispone solamente, seis funcionan; de los 42 climas individuales, 38 están inservibles por lo que está en riesgo la conservación de los documentos, el calor se vuelve agobiante para el personal y los usuarios; de las 205 lámparas fluorescentes únicamente 20 funcionan; se necesitan 20 extintores y para rematar: la baja capacidad del Internet dificulta la conectividad. ¡Es el colmo!

En la otra sede, denominada Linda Vista, en el municipio de Guadalupe, donde se tiene depositada una gran cantidad de documentos correspondientes a las últimas décadas del Siglo XX, la situación es peor, porque además de estar en dos bodegas –que no son el espacio recomendable para conservar papeles antiguos– se carece de abanicos industriales y extintores, no dispone de suficientes computadoras, las instalaciones eléctricas son inseguras y deficientes. Finalmente, uno de los puntos más graves es la falta de personal; hay que señalar que al iniciar 1990 contaba con 90 empleados, hoy después de tres décadas solamente dispone de ¡20!, muchos de éstos están a punto de jubilarse. ¿Peor escenario?, ¡imposible!

Es la crónica de una muerte anunciada, se da en un ambiente de insensibilidad gubernamental, en donde no muestran voluntad e interés por mejorar sus condiciones, atrás quedaron los gobiernos humanistas que en su momento apostaron por la preservación, organización y difusión de la documentación histórica, como fueron los casos de José Eleuterio González en la segunda mitad del Siglo XIX y Raúl Rangel Frías a mediados del Siglo XX. No podemos permitir que el patrimonio documental de Nuevo León se disperse en bodegas apartadas e inseguras. Es momento de actuar y de exigirle al gobierno la construcción del nuevo Archivo General del Estado.

Hay que decirlo claramente, el gobierno del estado se ha desentendido irresponsablemente del patrimonio documental. Los archivos del Poder Ejecutivo pronto cumplirán 15 años de estar en el olvido, sin recursos, con escaso personal y en condiciones lamentables a pesar de que existe una Ley General de Archivos que obliga el equipamiento, la digitalización de los archivos históricos y de concentración a efecto de garantizar la transparencia, así como la rendición de cuentas. Los archivos son un hoyo negro socavado por un gobierno que no invierte recursos en la historia.

Un gobierno humanista destinaría un presupuesto digno a la cultura haciendo sinergia con artistas, investigadores y gestores para diseñar políticas públicas que fortalezcan el patrimonio tangible e intangible, pero como este gobierno está bajo el signo del Instagram, se conforma con promover bailes “matones” en la Macroplaza.

En conclusión, Nuevo León merece contar con acervos documentales dignos, seguros y disponibles para su consulta presencial y digital, ya que los archivos atesoran la memoria y el pasado de lo más importante: nuestra gente. 


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