Inspo/copia
De la copia, plagio o inspiración en el negocio.
Ferrán Adrià, uno de los más grandes chefs de nuestra era, dijo alguna vez que Jacques Maximin fue una gran influencia para él. No porque Ferrán haya aprendido o admirado su estilo de cocina, sino por una frase: “Crear es no copiar”.
Posiblemente esa frase fue la chispa que encendió lo que fue una gran carrera de creatividad en la cocina. El Bulli se convirtió en un templo de la gastronomía, reconocido por prácticamente todas las guías como uno de los mejores del mundo, y un peregrinaje casi obligatorio para los sibaritas que lo pudiesen costear.
Con el perdón de ustedes, queridos lectores, pero por más creativo que sea Ferrán (que sí es), les puedo garantizar que no todo lo que popularizó fue de su creación. La patente para las esferas de alginato se registró casi cincuenta años antes de que Ferrán tomara las riendas en Cala Montjoi.
Lo que sí hizo Ferrán, fue encontrar un uso sin precedentes en la restauración, y sí revolucionó el uso de muchas cosas. Isi, fabricante de los sifones con los que en El Bulli hacían las espumas, desarrolló versiones de su producto específicamente para restaurantes. Sin Ferrán quizás habríamos tenido a muchos otros grandes restaurantes.
La máxima de Maximin, sin embargo, es muy difícil de seguir. Cuántos restaurantes no han tomado inspiración de los recetarios de otros restaurantes.
Claro, gente como Ferrán, saben bien no sólo el impacto que tienen, sino que hasta llegan a considerar una responsabilidad el compartir conocimiento.
En estos tiempos del Internet, es aún más fácil. Lo que es difícil, sin embargo, es determinar precisamente dónde nació una idea. No podemos saber si en realidad los chiles en Nogada se le hicieron a Iturbide, por poner un ejemplo. Incluso el chef Ricardo Muñoz me dijo alguna vez que era imposible saber cuál fue la primera receta.
¿Cómo podemos saber con certeza donde la inspiración se acaba y la copia empieza? Los más honestos lo admiten, como cuando Marco Pierre White rindiera tributo a Pierre Koffmann, o incluso el mismo Ferrán, rindió tributo a Oriol Balaguer, reproduciendo uno de los postres del pastelero, cambiando el sabor principal.
Otros como Jesús Escaleta, capacitan a la gente para que haga sus postres, y lo dice sin empacho en sus cursos. ¿Recuerdan el célebre incidente de “alcachofa-gate”? Por donde veamos, la cosas está difícil.
Lo que no se vale es ser descarados como le pasó al Loup Bar de la CDMX. Resulta que un lugar en otro país no sólo se puso el mismo nombre y hasta agarró el logo que los dueños de Loup dibujaron a mano antes de abrir.
Uno de los dueños lo denunció y aparentemente el revuelo fue tal, que el negocio echó para atrás sus planes de cambiar su nombre y borró sus publicaciones con el plagio. Muchos otros casos quedan, pero al menos este no procedió.