Nuevo León: ¿Un futuro asfixiante?
Nuevo León: ¿Un futuro asfixiante?
¿Hay un problema de contaminación en Nuevo León? Más que un problema debería considerarse como una verdadera crisis, basta comparar cómo las alertas ambientales se han incrementado en los últimos años en nuestro Estado, además de que al volverse algo común se podría correr el riesgo de “acostumbrarnos” a esto, cuando el respirar aire sucio está trayendo problemas en la salud de las personas.
En el año 2018 se registraron cuatro alertas ambientales; en todo el año 2019 fueron siete alertas ambientales; en el año 2020 se reportaron 10 alertas ambientales; durante todo el 2021 fueron 12 alertas ambientales. Con eso podemos entender que la contaminación fue en incremento constante pero lo verdaderamente alarmante y lo que nos debería de preocupar muchísimo es que apenas estamos en el mes de abril, y en lo que va del 2023 (hasta ayer domingo) se habían confirmado siete alertas ambientales… ¡Siete!
Si en estos meses van siete alertas ambientales confirmadas, no quiero imaginarme con cuántas vamos a cerrar este 2023, y tampoco quiero imaginarme cómo se van a ir incrementando en los próximos años si no se hace nada al respecto, si se sigue actuando con tanto desdeño sin aceptar que evidentemente Nuevo León está sufriendo una crisis de contaminación.
Con urgencia se tiene que hacer un llamado a combatir el incremento de las alertas ambientales, ya que en los últimos años Nuevo León ha experimentado una subida alarmante en contaminación, lo que pone en evidencia un problema de salud pública y un deterioro de la calidad de vida de sus habitantes.
La contaminación atmosférica se ha convertido en un enemigo invisible, pero letal, que nos acecha en nuestras actividades diarias. La falta de políticas efectivas de movilidad sostenible y el crecimiento urbano desordenado y el escaso cumplimiento de las regulaciones ambientales, han dado como resultado un ambiente cada vez más insalubre y peligroso.
El primer paso para combatir la contaminación en Nuevo León es reconocer la magnitud del problema y actuar en consecuencia. El gobierno estatal, en conjunto con los municipios, debe impulsar medidas de prevención y control que contribuyan a la reducción de las emisiones contaminantes. Es necesario exigir a nuestros representantes políticos que prioricen la protección del medio ambiente y que implementen políticas públicas orientadas a mejorar la calidad de vida de todos los neoleoneses.
El papel de la educación y la concientización pública también es fundamental. A través de la promoción de la educación ambiental en las escuelas y la difusión de información sobre los efectos de la contaminación en la salud, se pueden generar cambios significativos en la percepción y las acciones de la sociedad.
Desde el 2018 hasta la fecha, Nuevo León ha experimentado un incremento preocupante en las alertas ambientales, evidenciando una situación crítica que demanda acciones inmediatas y sostenibles. La calidad del aire en Nuevo León se ha deteriorado significativamente en los últimos años.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), la mala calidad del aire es responsable de aproximadamente 7 millones de muertes prematuras al año en todo el mundo. En el caso de Nuevo León, la situación es especialmente preocupante en la Zona Metropolitana de Monterrey, donde se concentra la mayor parte de la población y las actividades económicas.
En este contexto, es fundamental que las autoridades y la sociedad en general tomen acciones concretas para revertir esta tendencia.
Algunas medidas que podrían contribuir a reducir las alertas ambientales en Nuevo León podrían ser el fortalecer los sistemas de monitoreo y control de emisiones, tanto en el sector industrial como en el transporte, para asegurar el cumplimiento de los límites establecidos en la normativa vigente; ofrecer incentivos fiscales y financieros a las empresas y particulares que inviertan en tecnologías limpias, como la generación de energías renovables y sistemas de producción más eficientes; fomentar la creación de espacios verdes y la reforestación en áreas urbanas, lo que contribuye a mejorar la calidad del aire y a mitigar los efectos del cambio climático; además el promover campañas de concientización sobre la importancia de mantener un medio ambiente sano y acciones individuales que cada ciudadano puede llevar a cabo.
La lucha contra la contaminación en Nuevo León no es tarea fácil, pero tampoco es imposible. Si todos los actores involucrados (gobierno, industria, sociedad civil y medios de comunicación) trabajan de manera coordinada y comprometida, podemos lograr un futuro más limpio y saludable para las próximas generaciones.
En conclusión, el incremento de las alertas ambientales en Nuevo León es un problema que afecta a todos los neoleoneses y que requiere de acciones conjuntas y decididas para enfrentarlo. Es momento de unir esfuerzos y trabajar por un Nuevo León más limpio y sostenible, donde podamos respirar un aire limpio y disfrutar de un entorno saludable. No permitamos que la indiferencia y la falta de acción nos condenen a un futuro asfixiante.