Opinión

Ser mujer, hoy.

Estamos lejos de vivir en libertad plena sin que haga ruido a nadie.

Vivimos en un mundo en el que las mujeres están rodeadas de estándares que la misma sociedad ha creado, refuerza y castiga. Algunos de estos repercuten en la salud mental en temas como estrés, frustración, depresión o culpa.

En otros casos, estos llegan a la violencia física o incluso, al feminicidio. Hablemos de tres estándares no escritos pero que afectan a muchísimas, que necesita ser visibilizado y confrontado.

-¿A las mujeres se nos permite negociar? “Calladita te ves más bonita”

Hace algunos años, se supo que la actriz de American Hustle, Jennifer Lawrence, había obtenido el rol por un poco menos de salario que sus compañeros.

Lawrence se culpó a sí misma en gran medida cuando escribió sobre esta experiencia:

“Fracasé como negociadora porque me rendí pronto. No quería seguir peleando por millones de dólares que no necesito. Si soy honesta conmigo misma, estaría mintiendo si no dijera que hubo un elemento de querer gustar que influyó en mi decisión de cerrar el trato sin una discusión real”.

Los estudios nos dicen que en muchas situaciones, las mujeres enfrentan un mayor riesgo social que los hombres si inician negociaciones. Pues aquello implica mostrar los intereses propios y no en función del otro, poniendo en riesgo la aceptación y aprobación. Condición que normalmente no aplica para los hombres, pues se da por hecho que verá por si mismo.

-¿Realmente vivimos en libertad? “Que va a pensar la gente de ti?”

Las mujeres creen que todo lo que está “mal” alguna vez ha estado “mal” y siempre saldrá “mal” es su culpa. Si algo o alguien más no está bien, hemos hecho algo para causarlo y por lo tanto, somos responsables de solucionarlo. Al mismo tiempo, las mujeres se sienten culpables por necesitar algo para sí mismas.

La culpabilidad es sólo el estado normal de muchas. Aunque neurológicamente tenemos la tendencia hacia lo relacional, algo tan especial se ve distorsionado por hacerse cargo de absolutamente todo y todos por culpa.

“Cierra las piernas cuando traigas vestido, nadie te puede ver ahí, estás muy flaca, muy gorda, muy ancha, muy alta, estás soltera.. ya se te fue el tren, ¿cuándo te vas a casar?, ¿por qué no has tenido hijos?

No seas tan inteligente porque los hombres se intimidan, no viajes sola, no des tanto tu opinión porque nadie se te va a acercar, no abraces demasiado a tu hijo si llora porque se va a hacer dependiente, bla bla bla…” Así un sin fin de cosas por las que desde pequeñas, se nos inculca un sentido de culpa por todo lo “malo” que pasa.

-¿Podemos expresar nuestras necesidades?

Existe la tendencia a adjudicar valores según el rol: A admirar lo masculino y a menospreciar lo femenino. En este sentido, se inculca a los hombres para que aspiren a la independencia, muchas veces hasta el punto de ser autosuficientes emocionalmente, y se les enseña que permitirse tener necesidades que los lleven a depender de los demás es menos masculino.

Cuando la mujer expresa su necesidad se le considera “needy” o “intensa” simplemente por ponerlo sobre la mesa, considerándolo como menos valioso.

#NoEsDeLocos reflexionar estos puntos en los que las mujeres vivimos en esta sociedad y #NoEsDeLocos atreverte a cuestionar, romper paradigmas y crear la vida que quieras.


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