15 de mayo, Día del Maestro. ¿Felicidades?
Sección Editorial
- Por: Armando De la Rosa
- 15 Mayo 2025, 00:01
La celebración de esta fecha trae consigo la remembranza de su origen. Este día de festejo nacional para los mentores mexicanos fue decretado por el entonces presidente de la República, general Venustiano Carranza, en el año de 1917. Causó estado hasta 1918. Luego entonces, el magisterio nacional cumplirá 107 años el día de hoy, justo.
Nuestro paisano norteño seguro pensó en aquel tiempo que era necesario resaltar el nacionalismo a través de la figura de los docentes. Ésta estaba intachable, y qué mejor que tomarla como emblema y ejemplo.
Ya con la estabilización política en los años veinte, y con José Vasconcelos como jefe máximo educativo, la expansión de los “teachers” fue muy significativa y de alta trascendencia. El país requería de miles de maestros para combatir la ignorancia en la que estábamos inmersos. La educación primaria era asunto de prioridad nacional. Sin embargo, la educación preescolar empezaría a marcar la pauta.
¡Qué bellos tiempos aquellos! La figura del “profesor” reflejaba el respeto que había que mostrarle con vehemencia, no obstante que muchos “profes” de ese tiempo eran 100% empíricos. Es decir, no habían estudiado para tal carrera o profesión, pero se sumaron al llamado vasconcelista para abatir el bajísimo índice educativo de nuestro pueblo mexicano.
Los maestros rurales eran los más cotizados; la huella y persistencia del maestro Rafael Ramírez había dado frutos. Los empleadores exigían como nivel obligatorio de estudios a la educación primaria y, si los aspirantes sabían algún oficio artesanal, pues qué mejor. La productividad nacional iba en crecimiento.
La vestimenta de los mentores sencillamente era impecable: el varón siempre con ropa de vestir y su corbata de tono oscuro, los zapatos limpios eran una constante. El saco remataba la elegancia del docente. La admiración de la sociedad por los maestros fue una realidad. Las señoritas maestras, con zapatos de tacón, falda de tablones larga, blusa bien cubierta, acompañadas de una elegancia en su limpieza y en su dicción. Además, debían gozar de buena fama para aspirar a ser maestras frente a grupo. En resumen: contraer nupcias con un docente resultaba ser un éxito.
Así, año tras año, el festejo del Día del Maestro estuvo acompañado de sus tradicionales y humildes obsequios, llenos de agradecimiento por su entrega, devoción, paciencia y vocación de enseñar las primeras letras y números a una nación hambrienta del saber. La sociedad reconocía objetiva y respetuosamente al profesorado nacional. ¡Qué orgullo es ser maestro!, decían nuestras generaciones pasadas.
Bueno, ¿y cuándo cambió la percepción anterior? Al politizar la actividad docente, confundida con la actividad electoral.
Siendo honesto en la narrativa, el magisterio “estaba al servicio del otrora partido político hegemónico: el PRI”, dado que por esa vía se obtenían incrementos salariales y prestaciones sustantivas. Ahora bien, ante la llegada del PAN a la Presidencia de la República en el año 2000, las cosas fueron transformándose, no tan bien, para los mentores. La aceptación social se iba para abajo en una caída, descendente, lenta pero efectiva.
Al inicio del 2010, la imagen magisterial distaba mucho de la original del siglo XX. Los movimientos políticos nacionales obligaron al magisterio “a participar valientemente” en elecciones presidenciales y locales, incluso.
Ciertos funcionarios de la Secretaría de Educación local y “vivillos”, además, encaminaron a los padres de familia en la ruta jurisdiccional para denunciar sin razón aparente alguna a todo aquel trabajador de la educación que les pareciera, por decir, “incómodo”. Inicia así la guerra contra el docente. Las cosas se han suscitado hasta entonces, con los resultados actuales conocidos.
Luego entonces y, así las cosas, resulta que tenemos hoy el festejo del Día del Maestro donde, al menos en imagen, la distancia entre 1918 y 2015 es de 180 grados. A pesar de los pesares, los compañeros maestros, docentes, catedráticos o profesores merecen un fortísimo aplauso por su heroica y titánica labor diaria dentro de esta sociedad rasgada en su tejido y composición moral.
¡HONOR A TODO EL COLECTIVO DOCENTE LOCAL, NACIONAL Y MUNDIAL!
La verdad como es, se tenía que decir y se dijo. Hasta la próxima.
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