A Morena, Nuevo León: ¿más vale prevenir que lamentar al elegir candidato a gobernador?
Sección Editorial
- Por: Eloy Garza
- 22 Diciembre 2025, 04:59
El emperador Vespaciano tuvo la cruel ocurrencia de cobrarle a los romanos el uso de las letrinas públicas. Su hijo Tito le reclamó tamaño abuso a la población.
Entonces Vespaciano le acercó a su primogénito las monedas de las primeras recaudaciones para que las oliera. “Not olet” (no huele), le dijo y Vespaciano concluyó: “sin embargo es producto de los orines”.
El dinero mal habido no huele. Sin embargo, es producto de los orines de la corrupción.
Los regiomontanos tenemos mucha tolerancia a la desviación ética de los aspirantes a alcaldes o gobernador.
Conocemos sus diabluras —vivimos, para efectos prácticos, en un rancho—, sabemos cuál es su talón de Aquiles y sus defectos morales. Pero preferimos no formularnos la pregunta crucial, porque es mejor dormir tranquilamente.
¿Qué es mejor? ¿Hacernos la pregunta o dormir tranquilos? Entonces nos quejamos: no me vengas con dilemas morales. Mejor comer felices. En familia. Mañana Dios dirá.
Al analista político, igual que al periodista, se nos acusa de aguafiestas. La gente no quiere que le cuentes que vive en Ciudad Gótica. Resulta incómodo saberlo, un tanto perturbador enterarse así, en seco.
¿Que el aspirante está pidiendo dinero para su próxima campaña? Adelante. ¿Que se la está guardando en el bolsillo? Adelante. ¿Que está timando empresarios y comerciantes? Adelante.
La psicología de masas dice que lo peor de un trauma es su repetición. Volvemos a hacer lo mismo, a ceder con los mismos, a dejarnos engañar por los mismos.
Estamos abriendo un agujero negro en la política local. Habría que denunciar a los sinvergüenzas, encuerar a los desvergonzados.
Pero preferimos soltarles hilo. Que camine el tiempo. Que el proceso electoral arranque y no sea culpa nuestra.
Luego nos daremos por sorprendidos. Esa negligencia ciudadana de no denunciar a tiempo al futuro gobernante corrupto es una enfermedad de la democracia regiomontana.
La democracia siempre está emitiendo mensajes. Y si no sabemos leer a tiempo esos mensajes, corrompemos la democracia y la sociedad se pudre.
El dinero es neutro; no huele a orines. En cambio, algunos aspirantes a cargos de elección popular sí huelen. Limpiemos a tiempo esa letrina, antes de que se desborde y ya sea muy tarde. Not olet, pero sí manchan y corroen.
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