Boldo

Tónico del hígado y digestivo.

El boldo (Peumus boldus) es principalmente conocido por su acción protectora del hígado y como un excelente digestivo. 
El descubrimiento de las propiedades hepatodigestivas del boldo se deben en gran parte a los primitivos arrieros de ganado andinos, quienes en 1869 observaban que los animales que se encontraban descompuestos por el dístoma hepático morían masivamente, salvándose únicamente aquellos que comían las hojas de este arbusto.

Este hecho fue rápidamente divulgado y puso al boldo en la boca de toda la comunidad científica desde entonces. De origen chileno, el Boldo, fue introducido posteriormente en otras regiones de clima cálido. Es cultivado en Marruecos, Italia y Chile, quien exporta alrededor de un millón de toneladas de hojas de boldo al año.

Debido a sus propiedades coleréticos y colagogas, es decir que estimula en el hígado la producción de bilis y aumenta la secreción biliar a nivel de la vesícula, así como el movimiento de la misma, el boldo es una excelente opción para aliviar una indigestión y otras afecciones gastrointestinales como gases, eructos e inflamación intestinal.

Es un tratamiento natural y efectivo para aquellos que padecen de gastritis o colitis. Además, el boldo estimula el movimiento peristáltico del intestino convirtiéndolo en un aliado para aquellas personas que padecen de intestino perezoso y estreñimiento.

La Agencia Europea del Medicamento (EMA), aprueba su uso para aumentar el flujo urinario, como coadyuvante en afecciones urinarias leves, en pérdidas temporales de apetito y para el tratamiento de estados seborreicos de la piel.

Su uso eventual sirve para limpiar la vesícula biliar y evitar la formación de los cálculos biliares. Sin embargo, si los cálculos o litos biliares ya están presentes es mejor evitar su uso ya que puede ocasionar cólicos o incluso, en caso de litos pequeños, provocar que estos tapen el conducto biliar.

Como tónico del hígado podemos tomar Boldo con Cardo Mariano (Sylibum marianum) durante un mes seguido para limpiar el hígado. Esto mejorará enormemente nuestra digestión y hasta el aspecto de nuestra piel.

Además de su uso en el área hepática y digestiva, el boldo posee antioxidantes que ayudan a prevenir el daño celular y se ha comprobado en estudios animales que la boldina, componente importante en la actividad antioxidante del boldo, ayuda a evitar el desarrollo de la diabetes y a favorecer la pérdida de peso.

A nivel metabólico la boldina ha demostrado atenuar el desarrollo de la hiperglucemia (altos niveles de azúcar en la sangre). El boldo posee también una acción diurética y favorece la eliminación del ácido úrico. Debido a su acción antibacteriana se puede utilizar con buenos resultados en algunas infecciones urinarias. Tomado antes de los alimentos actúa como aperitivo y después de los alimentos como digestivo.