Claudia Sheinbaum recibió muchos más votos en Nuevo León que Xóchitl Gálvez. Ese margen, que sorprendió a más de uno, se debe a que municipios como Escobedo y García son los grandes canteros de voto morenista.
Uno de los más sorprendidos fue el propio expresidente Andrés Manuel López Obrador. Otra fue la propia Claudia Sheinbaum, quien en campaña vino a Nuevo León a poner orden porque se rumoreaba que algunos enviados de CDMX vendieron candidaturas a diputaciones locales. ¡Vaya uno a saber si fue verdad!
Lo cierto es que su contundente victoria electoral en Nuevo León le dio pie a Claudia Sheinbaum para apapachar a los nuevoleoneses.
Por eso recibió varias veces como presidenta electa al gobernador Samuel García; entre ambos amarraron acuerdos para grandes obras en Nuevo León y, como dice el ex mandatario López Obrador, “amor con amor se paga”.
De ahí que invitar a tierras regiomontanas a Xóchitl Gálvez, para que volviera a decir sus típicas sandeces (confundió, para variar, las funciones del ayuntamiento de Monterrey con las del gobierno estatal), fue un síntoma del poco tacto y pragmatismo de la cúpula panista local. No había necesidad alguna de placearla de nuevo por tierras regias.
Los inicios de cualquier sexenio son usualmente promisorios. Y hoy inicia el sexenio de Claudia Sheinbaum. Bien por ella y espero que bien para nosotros: la gente de Nuevo León.
Dicen que en México el tiempo se mide por sexenios. Y este que apenas arranca promete cosas buenas para los nuevoleoneses. Entre otras, se dice que para alinear políticamente al Estado con la tendencia nacional, quien nos gobierne dentro de tres años, cuando termine el gobierno de Samuel García, será una mujer.
Voy a jugarme un albur con una baraja de oro a que así será, con perdón de los machos alfa norteños que siempre quieren quedarse con todo.