El Inegi reportó que, en la primera quincena de diciembre de 2025, el INPC alcanzó 143.057 puntos, con un avance de 0.17% quincenal y una inflación general anual de 3.72 por ciento. En la misma quincena de 2024, el aumento fue de 0.42% y la anual 4.44 por ciento: sí, hay desaceleración y es una señal positiva.
Pero el análisis serio no está en el titular, sino en la composición. La inflación subyacente —la que mejor refleja tendencia porque elimina lo más volátil— subió 0.31% quincenal y se mantiene en 4.34% anual. Dentro de ella, las mercancías avanzaron 0.13%, pero los servicios subieron 0.47 por ciento. Ahí está el “pegamento” inflacionario: renta, comida fuera de casa, turismo, salud, educación… rubros que no bajan fácil y que golpean cada semana.
En contraste, la no subyacente cayó -0.30% quincenal y está en 1.71% anual, ayudada por la baja en frutas y verduras (-1.54%), mientras energéticos y tarifas autorizadas por el gobierno subieron 0.21 por ciento. Traducción: parte del alivio viene de componentes que pueden revertirse con clima, logística o choques externos.
Los “datos duros” también muestran por qué la percepción social puede chocar con el promedio. En la quincena, transporte aéreo se disparó 38.25% (impacto directo en viajeros y en cadenas de negocios), mientras que productos como tomate (-4.84%) y otros alimentos bajaron. Una familia puede sentir que “todo está más caro”, aunque el índice diga 3.72%, porque su canasta real depende de servicios y de gastos inevitables.
Con este tablero, Banxico recortó la tasa a 7.00% el 18 de diciembre: busca aliviar el costo financiero y acompañar la convergencia inflacionaria, pero con cautela, porque la subyacente sigue alta. Y no es menor: el objetivo permanente es 3% (con rango de variabilidad alrededor de esa meta).
La conclusión incómoda: la inflación puede estar “bajo control” en el promedio y seguir siendo agresiva en la vida diaria. El reto 2026 no es solo que bajen el tomate o verduras: es que se enfríen los servicios, mejore la productividad y la competencia, y el ingreso real vuelva a respirar. Si no, el reporte sonará bien… pero el bolsillo seguirá votando lo contrario.
