Así se ve la Conferencia Americana.
Llevo más de 30 años escribiendo de la NFL. He visto dinastías nacer, imperios caer, quarterbacks convertirse en dioses… y otros en memes. Por eso esta temporada me ha hecho replantear muchas situaciones y rascarme la cabeza a más no poder.
Sí, esta NFL es atípica. Y no, no es una frase hecha ni un recurso barato para llenar espacio. Es una realidad incómoda para los puristas y un cachetazo para los que creen que la liga se puede leer con el “power ranking” de agosto.
Muchos de los equipos que arrancaron en el grupo “natural” de contendientes han cumplido… a medias.
No han sido dominantes, no han sido contundentes, y en más de una semana han jugado como si el GPS estuviera descompuesto.
Y mientras eso pasaba, otros se colaron por la puerta de atrás, sin pedir permiso: Patriots, Colts y Broncos, equipos que en septiembre parecían proyectos a largo plazo y hoy juegan diciembre con cara de Playoffs.
… Y LUEGO ESTÁ EL ELEFANTE EN LA HABITACIÓN
Los Chiefs están fuera de los Playoffs. Siete años consecutivos diciendo “presente” y ahora, silencio.
Si alguien todavía cree que esta temporada es normal, que apague la tele y se cambie al golf.
Hoy, la Conferencia Americana tiene líderes de División que pocos habrían pronosticado con tanta claridad:
- Denver Broncos (12-2), ya con boleto asegurado
- New England Patriots (11-3), reconstrucción exprés
- Jacksonville Jaguars (10-4), creciendo sin hacer ruido
- Pittsburgh Steelers (8-6), sobreviviendo a la vieja usanza
Y ojo, porque lo que viene no es para cardiacos.
Pittsburgh tiene una Semana 16 infernal ante Detroit, un equipo desesperado, hambriento y peligroso. Después, Browns y Ravens para cerrar una AFC Norte que siempre cobra factura.
Baltimore, por su parte, tiene que sobrevivir a Patriots y Packers antes de ese duelo de la Semana 18 que puede definir su destino.
Y Nueva Inglaterra sabe que necesita ganar sí o sí el domingo por la noche en la Semana 16 para no sentir la respiración de Buffalo en la nuca.
En la carrera por el Comodín, el embotellamiento es digno de hora pico: Chargers (10-4), Bills (10-4) y Texans (9-5).
Y no sólo eso: los tres todavía sueñan con el título Divisional.
Los Chargers, por ejemplo, necesitan llegar a la Semana 18 a un juego de Denver para que ese duelo tenga aroma a Final del Oeste.
Houston visita a Los Ángeles en la Semana 17, en un partido que puede reordenar todo el tablero del Comodín… o mandar a alguien de vacaciones anticipadas.
Y detrás, acechando como tiburones que huelen sangre:
Indianapolis Colts (8-6) y Baltimore Ravens (7-7).
Para Baltimore, el camino más realista es la AFC Norte, aunque eso implique ganarlo todo y rezar.
Para Indianápolis, el cierre es brutal: 49ers, Jaguars y Texans.
Podrían perder los tres y desaparecer… o, en esta NFL tan torcida, ganar los partidos clave y hasta robarse la AFC Sur en el último suspiro.
Así es esta temporada. Incierta, incómoda, impredecible. Una NFL que no pide permiso y no respeta pronósticos. Y por eso mismo, tan malditamente fascinante.
Como decía Vince Lombardi:
“Ganar no es todo, pero el deseo de ganar sí lo es”.
Y este año, créame, hay equipos que recién están descubriendo eso… en diciembre.
