Tres datos sumamente interesantes publicó este lunes el periódico El Horizonte, que son sintomáticos del desorden urbano y de movilidad que, por años, ha sufrido la urbe regia.
Dato uno: el tráfico en la metrópoli de Monterrey creció tanto como 13% en tan sólo un año, ya que los tiempos promedio de traslados de los habitantes en la urbe pasaron de 1 hora con 23 minutos en 2023 a 1 hora con 38 minutos en 2024, que además es muchísimo.
Casi dos horas en el tráfico diarias por habitante que tiene que ir a trabajar, en promedio.
Dato dos: en el mismo período, la población creció solamente 1.7%, o sea, mucho menos que el tráfico.
Este dato se obtiene del último reporte poblacional de 2024 que tiene Desarrollo Económico del Estado, que reporta 5.96 millones de habitantes, frente a 5.12 millones reportados en 2015; un incremento de 16% de población en 9 años.
Dato tres: el número de vehículos en la metrópoli de Monterrey creció 3.1% también en un año, o sea, casi al doble que la población.
El dato se obtiene del ICV, que reportaba 1.34 millones de autos en 2015, frente a 2.34 millones en 2024: un crecimiento de 28% en 9 años.
Cruzando estos tres datos, salen conclusiones impresionantes.
La primera es que los autos han crecido casi el doble (3.1%) de lo que ha crecido la población en NL (1.7 por ciento).
Esto significa necesariamente que el aumento de los carros no se debe solamente a que haya más gente, entre la que llega de fuera y el crecimiento natural de los nuevoleoneses. No… Significa que, por un lado, los mismos nuevoleoneses que ya estaban ahora tienen más carros; y por otro, que muchos nuevoleoneses que NO usaban auto particular, sino que se movían en transporte público, ahora mejor se compraron un carrito y se mueven en éste.
A simple vista, habrá quien piense que esta es una mejora en la calidad de vida de muchos, porque “ya tienen un auto”.
Pero la realidad es todo lo contrario, pues tanto ellos como los demás automovilistas ahora están atrapados en un mayor tráfico, y su calidad de vida está empeorando.
Lo peligroso del asunto es que cada vez más gente ha decidido “hacerle el feo” al transporte público —y razones no faltan, pues aún es ineficiente, saturado y tardado—, pero lo cierto es que las grandes metrópolis con mejor calidad de vida ofrecen justamente PODER moverse en transporte público, y que la mayor parte de la población lo use, claro, por ser eficiente, cómodo y más rentable.
Entonces, hemos seguido caminando en reversa respecto a cómo debería ser el modelo de movilidad ideal.
Cierto es que este gobierno, el de Samuel García, por fin ha invertido en transporte público —lo que nunca hizo Jaime Rodríguez—, pero los resultados van a verse mucho después, hasta que estén terminadas las líneas del metro, y hayan llegado todos los camiones y se realice la reingeniería vial de las rutas.
Otro dato inquietante es que el tráfico —medido como “tiempos de traslado”— ha crecido cuatro veces más que los autos (13% vs. 3.1%), y ocho veces más que la población (13% vs. 1.7%). Eso quiere decir que el crecimiento del tráfico NO es proporcional al de la flotilla vehicular, sino ¡exponencial!
O sea, esto nos indica que, si le metes más autos al “sistema”, no sólo se incrementa el tráfico en esa proporción, sino que se dispara mucho más, debido seguramente a que el sistema eventualmente se “colapsa”, porque son muchos más autos moviéndose en la misma superficie de rodamiento.
Además de eso, los ciudadanos tienen que trasladarse cada vez desde distancias mayores, más lejanas, lo que hace que pasen más tiempo en sus autos.
O sea que son más autos, pero que a la vez pasan más tiempo en las calles, pues recorren más distancias.
¡Un cóctel explosivo!
Por eso, una solución urgente es la regeneración y redensificación de los CENTROS de la urbe, de manera que la gente se cambie a vivir mucho más cerca de sus fuentes de trabajo.
Vivir en el centro, o en los centros de los municipios céntricos, como Monterrey, Guadalupe o San Nicolás —y el mismo San Pedro— permitirá que haya menos tráfico que si la población vive lejos, en los municipios de la orilla, como Juárez, García, Salinas Victoria, Pesquería, Ciénega de Flores, etcétera…
Por eso, además del metro y los camiones, la solución clave de la movilidad del futuro es el desarrollo urbano ordenado que permita la REGENERACIÓN de los centros que están vacíos, abandonados y descuidados.
¡Es por ahí!
