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Opinión

El inge

El Purgatorio de @elcabritomayor

Con profunda tristeza he abierto mis ojos esta mañana del 26 de diciembre para enterarme del lamentable fallecimiento del ing. Armando Guadiana Tijerina, a quien me une un profundo respeto, afecto y cariño que nos profesamos en el tiempo que la vida nos permitió convivir.

Al “inge” le conocí hace ya un buen tiempo a través de mi querido y también admirado amigo, el profesor Ricardo Torres Martínez, con quien le visitaba en el terruño de su Saltillo, a donde innumerables ocasiones fuimos a visitar para platicar sobre diversos temas políticos y estrategias mediáticas como consultor, además de lo que apasionaba, el del mundo de los toros.

Alguna de muchas ocasiones tuve una amena charla con él para “hombres de bien”, una sección editorial de deportes de El Horizonte, donde destacábamos la vida y obra de seres ejemplares que dedicaron su vida a la promoción de los deportes y “el inge” fue uno de ellos, comprometido con su Coahuila querido, tomo en su momento las riendas de “Los Saraperos” para sacarlos adelante del bache donde se encontraban, como lo hizo también después con la fiesta de los toros en Saltillo, donde por motivos políticos que lo hicieron confrontar las injusticias del poder, estos desaparecieron.

Como un ser indomable, “El Inge”, adoptó con un alto grado de conciencia y responsabilidad, la rebeldía necesaria para confrontar y enfrentar las injusticias no solo políticas de los gobernantes de su entidad, sino también las injusticias sociales de aquellos seres desprotegidos que eran excluidos y que no eran escuchados, porque no tenían voz pero sí el voto necesario para activar la maquinaria que otorga la ignorancia al poder político en las épocas electorales de nuestra zarandeada democracia.

De origen humilde, “el inge” nace en Múzquiz, Coahuila, en el seno de una familia minera donde su padre como trabajador que era, representó los intereses de su gremio como líder sindical, lo que le dio la oportunidad al joven Armando, a través de las relaciones de su padre, a obtener una beca parcial en el Tec de Monterrey para continuar sus estudios profesionales, mismos que tuvo que ayudarse a solventar, “mesereando” a sus compañeros de estudios más pudientes, en los comedores de la institución.

A principios de la década de los 70 del pasado siglo se titula con mención honorífica y “el inge”, junto con otros dos compañeros recién egresados, instala y vende para el gobierno de Coahuila, la primera computadora de su historia; el ímpetu, la alegría, su visión y en resumidas cuentas, su forma de ser, hacen que el chico que brilla con luz propia, sea invitado por el gobernador de aquella época a que le ayude para colaborar en la dirección de catastro, puesto que desempeñó con tal eficacia que al término de su período gubernamental, es invitado a participar en política convirtiéndose en diputado de la región carbonífera de 1973 al 76.

Posteriormente y como ingeniero civil, arma su propia constructora y comienza a desarrollar en la región carbonífera construyendo carreteras y viviendas en beneficio del gremio minero. Conociendo desde su infancia el territorio, “el inge” se hace de algunas concesiones de explotaciones olvidadas para desarrollarlas y construir así, el imperio minero que al paso del tiempo consolidó.

Amante del beisbol y la fiesta de los toros, astuto e inteligente a más no poder, dedicó gran parte de su vida a estimular la promoción de ambas actividades, apasionado en todo y ampliando su visión, incursionó como empresario taurino y ganadero de reses bravas, rescatando la sangre y bravura de varias ganaderías para concentrarlas en “La Cardona”, territorio zacatecano del campo bravo mexicano y en Yucatán, donde también cría ganado de bravo.

Más allá de ligarme en lo taurino, el gran cariño, respeto, aprecio y admiración que le tengo al ingeniero, es por la oportunidad de haber convivido con él en innumerables ocasiones y diversas circunstancias que me hacen sentir agradecido de haberle conocido, haber convivido con él y haber disfrutado su sinceridad y amistad plena de un hombre que hoy se ha elevado para postrarse a la derecha del Padre y dejarnos en esta tierra un gran ejemplo de vida como legado: con amor, con pasión, con responsabilidad, con disciplina y dedicación, no hay imposibles, todo se puede.

QEPD, Mi queridísimo “inge”, Santana Armando Guadiana Tijerina.

Por hoy es todo, medite lo que le platico Estimado lector, por favor cuídese y ame a los suyos; me despido honrando la memoria de mi querido hermano Joel Sampayo Climaco, con sus hermosas palabras: “Tengan la bondad de ser felices”, nos leemos Dios mediante aquí el próximo lunes.

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