Opinión

El poder analizar al Poder

Sección Editorial

  • Por: Junípero Méndez
  • 26 Noviembre 2025, 07:00

Estimados lectores: el clima de violencia, polarización política y el impacto en las mentes de las personas a través de los medios, hace pertinente un comentario psicológico.

Soy consciente de que la sociología, la psicología del poder, la politología, son disciplinas que se ocupan del tema y advierto desde el principio que mi análisis queda sesgado por mi propia especialización en psiquiatría y psicoanálisis.

En seminarios y conversaciones formales con colegas interesados en el tema he podido hilvanar tres líneas de pensamiento:
1.-La explicación clásica es que las estructuras de Poder causarán malestar inevitable a grandes sectores de la población porque el Estado restringe su libertad, regula sus actividades y la manifestación de sus pensamientos y conductas, y es la idea básica que expresa El malestar en la cultura, de Freud en 1930.

2.-Una segunda se refiere a la observación de que no tendría por qué ser necesariamente así, sino que ocurre el malestar y rechazo porque los políticos dejan de ver por el bienestar colectivo y se dedican al enriquecimiento personal, ya que el poder por sí mismo enferma psicológicamente a quienes ingresan a su estructura, por dos mecanismos: 

A) El individuo en posición de Poder deja de tener las regulaciones y restricciones que sufría al ser persona común y corriente y la falta de una regulación superior le estimula la expresión de tendencias previamente inaceptables. 

B) Los gobernados, en particular los beneficiarios y colaboradores cercanos, desarrollan para con el gobernante una actitud de servilismo y adulación que lentamente va minando la capacidad del gobernante para evaluar la realidad. Va prefiriendo creer y repetir lo que favorablemente le dicen, y desestimar los datos que contradicen el concepto idealizado de sí mismo y de su gobierno.

3.-Una tercera y última consideración es la madurez psicológica para la actividad política: en los individuos, en las agrupaciones y en las ideologías, de la misma manera que el desarrollo psicológico del ser humano, se debe cursar por etapas sucesivas a lo largo de la experiencia de vida.

Algunas frustrantes y otras gratificantes, que idealmente lleven a estados de mayor madurez, es decir, un nivel de satisfacción interna que disminuya la premura de satisfacer necesidades por medio de logros materiales o de fama y admiración, entre muchas otras. Se espera eso de la capacidad para gobernar en los distintos niveles.

Sucede que llegan al poder individuos con un nivel de inmadurez política; la desmesura de sus necesidades personales, ya sea económicas o de satisfacción emocional, absorbe y consume la buena voluntad que hubieran podido tener antes de asumir cargos. 

La creencia dogmática en la infalibilidad del propio plan de trabajo, la incapacidad de admitir errores, la denostación de todo sistema diferente o previo, la necesidad de satisfactores materiales inmediatos mediante enriquecimiento.

La ilusión de una permanencia prolongada y ascendente a niveles cada vez mayores de autoridad, son todas manifestaciones de la inmadurez previa y no dependen de la edad, sino del grado en que el poder les ha enfermado psicológicamente, y finalmente, son prueba de que requieren tratamiento.

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