Anteriormente, con el solo hecho de llegar a un acuerdo verbal era suficiente; este tipo de acuerdos y su significado son un concepto que, en gran parte, las nuevas generaciones no conocen y ni siquiera pueden imaginar a qué se refiere cuando se habla de ellos.
En una sociedad que avanza en áreas como la ciencia, tecnología, etc., se está descuidando el valor humano, el valor del compromiso, el valor de lo eterno por lo temporal. Hay personas que no solo muestran desinterés a la hora de cumplir con la palabra, sino que mienten con gran facilidad y hacen creer a muchas personas en sus falsos testimonios.
Se dice: “Repite una mentira tantas veces, que se convertirá en verdad”. Y cuando se creen estas mentiras, esto genera mayor confusión y caos.
Para transitar en una sociedad armónica, podemos considerar que es conveniente retomar lo bueno de lo que la experiencia nos ha enseñado e incorporar nuevas formas, siempre que garanticen el bien común.
Se dice que los padres de familia educamos a los hijos con la palabra y con el ejemplo. En ocasiones, algunos padres y madres de familia hemos fallado al decir una cosa y hacer otra. Habrá que revisar qué hijos estamos dejando a este mundo y no solo qué mundo les espera a los hijos.
Finalmente, el ser humano es quien hace las reglas de convivencia, reglas que conocemos como leyes, normas éticas o morales, las cuales, aparentemente, han pasado de moda.
Sin embargo, el orden, el respeto, la justicia y la práctica de valores morales garantizan convivencias sociales sanas en cualquier época.
Ojalá que, dentro de nuestros propósitos personales con respecto al año que estamos comenzando, consideremos practicar los valores, para que se vuelvan hábitos en el día a día, sin esperar que los demás los practiquen. Es conveniente ser personas de bien, buscar siempre bien pensar, el bien decir y, finalmente, el bien hacer.
Hagamos, en primera persona, el cambio que queremos ver en este mundo.
