Opinión

Enseñar el cobre

Sección Editorial

  • Por: Felipe de Jesús Cantú
  • 08 Mayo 2023, 20:00

La transición energética mundial abre caminos nuevos y también nos enseña que ensanchar caminos previamente menospreciados de la economía son buenas rutas para el país.Es frecuente que se hable mucho de los productos terminados de la industria y muy poco de los productos primarios de los que se derivan, por lo que no está de más echar un vistazo a lo que la nueva economía toma de la más vieja economía.La última versión de iPhone, la mejor computadora del momento, los videojuegos más famosos, el auto eléctrico de mis sueños, la casa autosuficiente de energía eléctrica o el superalimento de moda, hacen que veamos lejos los procesos productivos y sus componentes.En el caso del auto eléctrico, que se encuentra superestimado por su impacto ambiental reducido, es muy fácil encontrar el verdadero resultado cuando seguimos la línea eléctrica y darnos cuenta que, en el lugar en el que se produce la energía eléctrica, se emiten grandes estelas de contaminación.Pero hay otros componentes de este y otros productos de la tendencia a impulsar la conservación del medio ambiente que, por estar lejanos al microespacio del producto mismo, no apreciamos en su justa dimensión.El uso intensivo de equipos y productos eléctricos ha disparado también la demanda de sus componentes, provocando un crecimiento de la industria minera, acompañando sus propias consecuencias. Entre esos componentes, el cobre resalta por su versatilidad para ser utilizado en vehículos automotores, trenes, aviones, barcos y una gran gama de productos electrónicos y eléctricos.Según la empresa estatal chilena Codelco, un automóvil lleva sobre su chasis unos 20 kilos de cobre, que son el doble de lo que se integraba a un auto de los años 70 y, si lo medimos en longitud, ese mismo auto nuevo, pero versión de lujo, lleva más de 1.5 kilómetros de cables de cobre, mientras que un avión puede rebasar los 100 kilómetros de cable del metal rojizo.La constante búsqueda de reducir las emisiones de carbono ha disparado al alza los usos de conductores y el cobre resalta por su alta rentabilidad. Pero más allá de la alza de mercado, veamos los enfoques ambiental y económico.Es muy fácil creer que por usar accesorios eléctricos ayudamos al medio ambiente, porque no vemos su rastro completo. Sin embargo, está a la vuelta de la esquina.La extracción del cobre tiene consecuencias locales y globales más allá de lo imaginado. Entre los principales impactos se encuentra el aire, el suelo y el agua del lugar del que se extrae, afectando los terrenos, el paisaje y la vida silvestre, pues acidifica la zona y también reduce otras actividades económicas tradicionales.Su rastro es difícil de limpiar porque se usan procesos físicos y químicos para separarlo del resto de los minerales que le acompañan en la tierra.Del lado económico la historia es más amable. El crecimiento de la demanda del cobre hace que los que ya se dedican a sacarlo de las entrañas de la tierra tengan mejores precios de venta y un futuro más estable para su actividad.Es verdad que alrededor de las minas la vida social no mejora gran cosa, porque los recursos económicos son acopiados y usados en otras latitudes, especialmente donde viven los dueños, lo que frecuentemente se sitúa a miles de kilómetros de distancia. Pero la derrama es más alta si lo vemos desde el lado de la recaudación fiscal.Según la Cámara Minera de México (Camimex), sus afiliados pagaron en 2021 unos $54,201.6 millones de pesos, sólo por el Impuesto Sobre la Renta (ISR), lo que ya representa números muy alentadores para las finanzas públicas. Este monto equivale a la mitad de lo que gasta en un año el gobierno del estado de Nuevo León, en todos los conceptos.La demanda del metal tiende a mantener el alza, pues se estima que de de 27 millones de toneladas en 2020, ésta crecerá a 33 millones de toneladas en 2030. Es por eso que no hay que ser un genio para ver que tiene un futuro económico muy atractivo y digno de ser atendido por las políticas públicas del gobierno y por las asociaciones y cámaras industriales del ramo.El saldo tiene sus claroscuros, pero la parte ambiental y la social, aunque deben ser atendidas de manera directa, también deberá encontrar recompensa indirecta desde el gobierno.Mexico está en el top 10 de países productores de cobre y puede impulsar un sector de la economía que tiene bases sólidas, y es cuando deben observarse las señales del mercado para ese impulso.Por ahora, Sonora y Zacatecas llevan el liderazgo, seguidos de Michoacán. Se requiere inversión local o extranjera para el desarrollo de la minería mediante la exploración y extracción, la cual no llegará si no le hacemos atractiva la misión al inversionista.Por supuesto que hay que sacar el cobre de la tierra y para ello jugará un rol potencialmente alto la mercadotecnia. Hay que enseñar el cobre, enseñarlo al cliente y al inversionista, porque lo que no se enseña no se vende.

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