Dadas las circunstancias actuales en materia de jubilación del profesorado que está circunscrito a la “vieja ley del ISSSTELEÓN”, y debido a que todavía está batallando con las autoridades para que se le aplique el incremento a su pensión del 6.43% correspondiente al 2024, cabe preguntarse: ¿y el incremento del 2025? También, bien, gracias.
Es asombroso y trascendental ver cómo “los batean” cada vez que se apersonan en las oficinas administrativas de ese instituto estatal de servicios de salud y de prestaciones económicas. Los maestros jubilados adscritos a la Sección 50 del SNTE están llegando a un punto referente de desesperación. Cuidado con ellos.
Los senadores morenistas Waldo Fernández y Judith Díaz, así como la diputada local petista María Guadalupe (“Lupita”) Rodríguez de Anaya, han demostrado que están a favor de los mentores nuevoleoneses; sin embargo, los resultados hasta hoy han sido nulos. ¿Por qué será? Desconocemos la razón. Lo que sí sabemos es que no hay empatía con ellos (los jubilados).
El conglomerado de trabajadores jubilados ha establecido muchas reuniones con distintos funcionarios estatales, incluso con el actual director del ISSSTELEÓN. En todos los casos, las respuestas oscilan entre que “NO LES ASISTE LA RAZÓN” y “NO HAY DINERO PARA ELLO”. Es como entrar a un laberinto sin salida.
No podemos concebir que los documentos jurídicos que se han expuesto en las mesas de diálogos no hayan “convencido totalmente” a los funcionarios antes mencionados, toda vez que se trata de fojas oficiales provenientes de juzgados federales. La sordera política que exhiben es tanta que los trabajadores en comento están a punto de llevar a cabo movilizaciones subidas de tono, según fuentes que nos han revelado dichas intenciones, muy a pesar de que pertenecen a la tercera y “cuarta edad”.
La lucha y la ruta que están siguiendo los docentes ya retirados pensamos que es justa, debido a que es prácticamente imposible vivir con los montos actuales en materia de pensiones y jubilaciones. Esto, por un lado. Por el otro, no han obtenido el apoyo de los trabajadores en activo, muy a pesar de que éstos estarán en la misma posición en un tiempo posterior. No se han puesto “sus zapatos”.
Hay una clara exposición de una negativa concreta. Desconocemos el origen verdadero de ella; no obstante, pese al daño patrimonial que esto está causando a este noble sector magisterial, el ánimo y la energía para continuar con sus pretensiones no ha decaído. ¿Qué les depara a las futuras generaciones de profesores cuando pretendan retirarse del servicio? ¿Será que no han medido la dimensión de su falta de solidaridad? Siendo hoy cuando más habría que hacerlo. “En su pecado llevarán su penitencia”.
Ojalá que el Gran Arquitecto del Universo “ilumine a las autoridades administrativas” para que encuentren pronto la solución que remedie esta gran omisión en la asignación de recursos para los jubilados del magisterio de Nuevo León. Asimismo, ojalá que los ahora quejosos encuentren los mecanismos adecuados para destrabar las ministraciones económicas correspondientes, mismas que coadyuvarán a una vida digna en el ocaso de su existencia, porque merecen vivir bien y en paz.
La verdad como es, se tenía que decir y se dijo. Hasta la próxima.
