Apareció un nuevo caso que se viraliza rápidamente en las redes contra una de las agencias de la empresa automotriz MG. Otro caso más de incumplimiento y maltrato al cliente.
Ahora es una mujer regiomontana de nombre Gina Vera, quien denuncia que en la sucursal Fleteros de MG, en Monterrey, le retuvieron seis meses su auto para repararle algo que nomás no podían reparar. Y la situación se fue descomponiendo al grado que ella inició un proceso contra la empresa, involucrando a la Profeco, y que, hasta donde sabemos, no terminó tan felizmente, salvo porque, después de semanas de litigios y de un abogado que intentó aplastar el testimonio de la cliente, súbitamente la agencia le reportó que “ya estaba arreglado”.
Sin embargo, no hubo ninguna compensación por el tiempo perdido, ninguna penalización para la empresa, y la Profeco ni siquiera fue capaz de cobrarle la multa que le impuso a los de MG, pues éstos lograron tumbarla jurídicamente.
Lo más lamentable: MG dedicó energía y dinero, mediante su abogado, para buscar desacreditar y aplastar la defensa de la cliente, en vez de dedicar esa misma energía y vehemencia en ayudarla a resolver su problema. ¡Indignante e inaudito!
Lo cierto es que este caso demuestra cuán indefensos están los consumidores ante los abusos de las agencias automotrices en Monterrey y en todo México. Dichas empresas retrasan las entregas de los vehículos indefinidamente, fallan constantemente en tener piezas para las reparaciones, dejan durante meses los vehículos en el taller y, en resumen, hacen pasar “las de Caín” a los compradores, mismos que no están invirtiendo poco dinero, sino a veces montos que representan sus más grandes ahorros cuando se trata de comprar un automóvil nuevo.
Y es que, justamente, comprar un auto “de agencia” debería ser un proceso lleno de satisfacciones y de ventajas favorables para el cliente, pues, de entrada, se erogan cantidades muy superiores al valor de mercado que de inmediato adquiere el vehículo cuando sale de la agencia. Pero hoy pareciera ser todo lo contrario: comprar de agencia se vuelve un viacrucis, frente a lo que pasa cuando se compra usado o de un particular, que ahora parece ser una opción menos atropellada.
¿Dónde quedó ese glamour lleno de “amenidades” que representaba comprar el auto nuevo de agencia; donde la misma debería “apapachar” de manera generosa a sus clientes? ¿Dónde queda la “alfombra roja” y, de perdido, la botellita de agua para el comprador; ya no diga usted el buen trato, el servicio extendido y la garantía amplia que debería representar comprar en agencia?
Pareciera que ya nada de esto ocurre: los clientes son sometidos a maltrato, largas esperas y un pésimo servicio postventa, en muchas, pero muchas, de las marcas, incluidas las de lujo.
En particular, las maras chinas parecen estar ofreciendo algunas de las peores experiencias. Y hoy MG, concretamente la sucursal de la calle Fleteros, está en el ojo del huracán.
Vamos a ver si la Profeco, la Secretaría de Economía o, al menos, los senadores, pueden hacer algo al respecto, para defender los derechos más básicos que debería tener el consumidor frente a estos cada vez más incumplidos y abusivos comercios automotrices.
Empresarios que han comprado estas franquicias: ¿Para qué ofrecen un servicio que no pueden cumplir?
