Opinión

Futbol: El Mundial y sus contradicciones

Sección Editorial

  • Por: Francisco Gómez
  • 11 Diciembre 2025, 00:00

1. Jorge Valdano, en mi opinión el mejor exfutbolista que ha escrito sobre la que fuera su profesión, afirma en Futbol: el juego infinito (Penguin Random House 2016, p. 249): “Siempre que se juegue un Mundial, veremos contradicciones, como el valor de lo global y el valor de lo local al mismo tiempo”. El argentino se suma a la extendida crítica que se ha hecho al balompié, convertido más en un negocio y menos en un deporte capaz de generar mentes sanas en cuerpos sanos. Pero ¿estamos solo ante una actividad económica o también política?

2. Que el futbol profesional actual se rige por intereses económicos está fuera de duda. Los clubes de las principales ligas son verdaderas empresas que mueven muchísimo dinero a través de empleos, apuestas, derechos de transmisión y publicidad, patrocinadores, construcción de estadios e instalaciones, turismo y ventas de artículos promocionales —una camiseta de Messi con su selección argentina se consigue por $5,000 pesos, y la de nuestros finalistas Tigres se adquiere por $3,000—. En el año que está por terminar, el Real Madrid ingresó €1,250 millones de euros. 

3. Tal éxito económico no escapa a intereses políticos, pues los gobiernos ofrecen regulaciones a modo, impuestos especiales o la exención de estos, a cambio de alianzas que repercuten en beneficios electorales y en la justificación de gastos públicos. No son pocas las ocasiones en que los mundiales de fut han sido utilizados como instrumento de legitimación. Basten los ejemplos de Mussolini y su fascismo en 1934, y el de la dictadura militar argentina en el evento de 1978. Pero volvamos a Valdano: ¿cuáles son las contradicciones de esta próxima competencia? Tres ejemplos.

4. La próxima Copa del Mundo, de la que seremos orgullosos anfitriones —¿usted se ufana de ella, la presume con sus parientes de Houston?—, incluye entre sus ideales promover la unidad de las naciones. ¿Cómo justifica Trump tal anhelo cuando arremete un día sí y otro también contra sus vecinos del norte y del sur, amenaza con aranceles al menor disgusto y busca la expulsión de migrantes? ¿Cómo es posible que Gianni Infantino haya otorgado el primer Premio FIFA de la Paz: el futbol une al mundo a un personaje promotor de guerras, grosero y delincuente?

5. La presidenta mexicana, capaz de saturar el Zócalo —600 mil, según cifras oficliastas de sus simpatizantes, que le dijeron “no estás sola” el pasado sábado— y de disfrutar una elevada aprobación, no irá a la inauguración de la justa deportiva, pues decidió regalar su boleto a alguna niña que no tenga la posibilidad económica de pagarlo. Resulta inevitable preguntarse si la mandataria necesita un ticket para poder ingresar al recinto. Y si —como sucedió con Díaz Ordaz y de la Madrid, recibidos con sonoras rechiflas por el respetable público— más bien prefiere evitarse ese escarnio público.

6. ¿Y a nivel local? Quizá aquí se da la mayor contradicción, pues, en opinión de especialistas, nuestra urbe cuenta con la peor de las infraestructuras para recibir este acontecimiento. Presumimos —y no solo por soberbia de los actuales gobernantes, sino por nuestra histórica arrogancia— ser los mejores en todo: salud, educación, emprendimiento, etc., cuando nuestras vialidades están colapsadas. Las obras públicas, solo Dios sabe si estarán a tiempo, y los poderes Ejecutivo y Legislativo no se ponen de acuerdo en el presupuesto. ¿Y a qué selecciones nos mandaron? De cuarta categoría.

7. Cierre icónico. Y en medio de esta atmósfera decembrina, muchas veces agobiante, en la que la tranquilidad, el sosiego, la reflexión y el descanso —supuestamente propios de la época previa a la Navidad— están muy ausentes, y prevalecen, más bien, el agobio, las prisas y el empalme de festejos, hay que reconocer los esfuerzos de tantas personas por acercarse al familiar lejano, al amigo que se ha ausentado de nuestras reuniones. No obstante tanto ajetreo, hay muchas personas que sacan lo mejor de sí en estos días. Ellas nos reconcilian como humanidad.

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