Las ciudades inteligentes están enfocando sus visiones en el rescate del centro urbano. A través de la redensificación como estrategia para repoblar sectores, se ha logrado aprovechar al máximo la infraestructura, los servicios públicos y el transporte colectivo, con el objetivo de que la gente cuente con todos los servicios de manera cercana. Sin embargo, la redensificación del centro es, sin duda, un tema muy delicado, pues si no se realiza cuidadosamente, con un proyecto bien delineado y una visión de largo plazo, termina causando un fenómeno conocido como gentrificación, que encarece los sectores —especialmente las rentas y el costo de la vivienda—, genera especulación inmobiliaria, desplaza a los habitantes originales, llena de tráfico las arterias viales y sobresatura los servicios públicos como agua, luz y recolección de basura.
El acelerado crecimiento de la Zona Metropolitana ha generado un crecimiento indiscriminado de la mancha urbana, la sobrepoblación de algunos sectores y la sobreexplotación de los recursos naturales, así como el desarrollo de vivienda en áreas naturales. Esto ha reducido alarmantemente las zonas verdes de la ciudad, ha contribuido a la contaminación ambiental y ha colapsado el transporte público. Por esta razón, es prioritario llevar a cabo un plan para contener las consecuencias del crecimiento poblacional y económico, con el fin de gestionarlo de la mejor manera sin afectar la calidad de vida de la población.
En este contexto, la redensificación del centro es un tema toral para ciudades como Monterrey. El aprovechamiento de espacios existentes que actualmente están abandonados —como múltiples casas, casonas antiguas, áreas comerciales, edificios abandonados, terrenos baldíos— es fundamental para la seguridad, evitar invasiones de predios, frenar el crecimiento de giros negros y reducir el número de personas indigentes o migrantes viviendo en situación de calle.
Para redensificar el centro se requiere el uso de suelo mixto, que permita desarrollar vivienda, comercio, oficinas, con el fin de generar ecosistemas poblacionales donde se tenga todo cerca, sin tener que utilizar el automóvil más que para lo estrictamente necesario, aprovechando la conectividad con la que se cuenta y el transporte público.
El centro ofrece varias ventajas: cuenta con la zona del Barrio Antiguo, que ha despuntado nuevamente como zona de restaurantes y diversión; el Casino de Monterrey; la Presidencia Municipal; el Palacio de Gobierno; oficinas gubernamentales y de servicios; distritos académicos con universidades; mercados; museos y zonas comerciales y turísticas. Asimismo, en los últimos años el centro ha sido objeto de intervenciones que han mejorado la infraestructura de varias de sus calles principales, se ha logrado regenerar algunas plazas verdes y se ha reforestado en algunos tramos. Sin embargo, también han proliferado la construcción de vivienda vertical de alto costo, lo que está dirigiendo al centro hacia la gentrificación si no se actúa para equilibrar el desarrollo urbano de la zona.
Nuevo León es uno de los estados con mayor especulación inmobiliaria, lo que causa falta de vivienda asequible, el desplazamiento de la población hacia la periferia, el colapso del transporte urbano, la deserción escolar, el resquebrajamiento del tejido social, la disminución del poder adquisitivo, el hacinamiento y el aumento de la violencia familiar, entre otros factores que trastocan la armonía social.
Por esta razón, deberíamos poner este tema como prioridad de la agenda social y de gobierno, para evitar llegar a situaciones como las que vivió la Ciudad de México la semana pasada, con una serie de manifestaciones contra la gentrificación en la colonia Condesa, por la desesperación de la gente por recuperar su espacio y su calidad de vida.
