Nuevo León está viviendo un momento crucial en su desarrollo. Somos un estado que crece a pasos agigantados, que lidera la atracción de inversiones y que ha sabido consolidarse como el motor económico de México.
Al mismo tiempo, tenemos grandes retos en puerta: la gestión del agua a largo plazo, la renovación del sistema de movilidad y el mantener los buenos resultados en seguridad. Y, por si fuera poco, estamos a menos de un año de ser anfitriones del evento deportivo más grande de la historia: la Copa Mundial FIFA 2026.
No podemos darnos el lujo de aflojar en un momento tan decisivo. Hoy más que nunca, necesitamos orden, visión y coordinación. La gobernabilidad es la clave para que sigamos avanzando.
Como secretario de Gobierno, mi prioridad será garantizarla: asegurar que el Gobierno funcione como se debe, que haya estabilidad, que las decisiones se tomen con responsabilidad y que cada dependencia, secretaría y nivel de gobierno trabajen alineados con lo que Nuevo León necesita.
Pero, ¿qué se necesita para alcanzar esa gobernabilidad? Primero, seguridad: tranquilidad para nuestras familias y consecuencias ejemplares para quienes atentan contra la paz. Además, un verdadero Estado de derecho, con leyes a la altura de la realidad que vivimos y con carácter firme para hacerlas valer.
También es necesaria la coordinación institucional: que secretarías y municipios trabajen con orden y con un mismo objetivo, que a Nuevo León le vaya bien. Y, al mismo tiempo, asegurar la unidad política. Porque claro que vamos a dialogar y a escuchar distintas posturas, pero siempre poniendo primero a Nuevo León.
Además, se necesita mucha comunicación. La gente merece saber lo que estamos haciendo, por qué lo estamos haciendo y hacia dónde queremos llegar. Todo esto también requiere visión a largo plazo, porque los grandes logros no se alcanzan con ocurrencias ni parches temporales, sino con planes, acciones y pensando en el futuro.
Para lograrlo, voy a tender los puentes que sean necesarios: entre el Ejecutivo y los municipios, impulsando la colaboración y las Mesas Metropolitanas; entre el Congreso y el Gobierno, con mucho diálogo y unidad política; entre la iniciativa privada y la pública, porque sólo juntos podremos resolver los retos más complejos; y entre el Gobierno y la ciudadanía, porque lo más importante es escuchar, comunicar y darle a los neoleoneses la certidumbre que merecen.
Estoy convencido de que esta nueva trinchera es el espacio idóneo para proteger lo que siempre he defendido: la seguridad de nuestras familias, la estabilidad de nuestro estado y el trabajo que genera desarrollo y calidad de vida. Porque, aunque cambie de posición, mi convicción sigue siendo la misma: que a Nuevo León le vaya cada vez mejor.
Ahora, vamos a empezar por lo esencial: trabajar por un presupuesto digno para nuestro estado. Ningún plan, por más visionario que sea, puede ejecutarse sin los recursos necesarios. Este tema no puede agarrarnos en el último minuto. De él dependen los grandes proyectos de nuestro estado, y para conseguirlo, tenemos que actuar con altura de miras. Porque, cuando Nuevo León trabaja con rumbo y unidad, no hay nada ni nadie que lo detenga.
