Nuevo León no tiene por qué ser considerado como uno de los estados para cubrir el pago de agua a Texas, según el Tratado de 1944, que ya debería actualizarse.
Si Tamaulipas está en condiciones de hacerlo, adelante. Si Coahuila está en condiciones de hacerlo, allá ellos.
En esos estados vecinos, el agua se usa para riego, no para consumo humano, como aquí.
Quieren que Nuevo León pague a costa de nuestra sed y eso no podemos aceptarlo. Sería inhumano.
Da igual si nos amaga el presidente Donald Trump con aplicarnos 5% a los aranceles de productos y bienes mexicanos en caso de no cumplir con ese acuerdo antes de que concluya este 2025. De verdad, es imposible.
Ayer expliqué por qué no se puede realizar esta transacción hídrica. Hoy, esta columna enciende las alarmas y prende las alertas.
La presidenta Claudia Sheinbaum ha dicho que el gobernador de Coahuila y la gobernadora de Chihuahua están en la mejor disposición para colaborar. ¡Qué bueno! Bien por ellos.
Sheinbaum sostuvo ayer una reunión virtual con autoridades de Estados Unidos para negociar el tratado de aguas y buscar nuevos acuerdos. Me informan fuentes fiables que, en realidad, no se avanzó mucho, pero al menos quedó clara nuestra posición, y es la que expuso Conagua ante la Secretaría de Agricultura, de parte del gobierno norteamericano.
¿Y por qué tanto interés del propio Trump de torcernos el brazo para que soltemos el agua? Simple: Trump tiene entre los agricultores norteamericanos más de un tercio de sus votantes potenciales, que de por sí ya eran republicanos.
Ayer escuché al encargado de despacho de la Secretaría de Relaciones Exteriores aclarar algunos puntos de este acuerdo tan injusto para Nuevo León.
Decía Roberto Velasco que México actúa conforme a lo establecido en el tratado de 1944.
“Si en un quinquenio no se puede cubrir el volumen entero porque hubo sequía extraordinaria, ese volumen se cubrirá en el ciclo inmediato siguiente”.
Tiene razón Roberto. Si uno lee el Artículo 4 de ese tratado, podrá enterarse de que, en casos de extraordinaria sequía, el volumen faltante que existiera al final del ciclo aludido de 5 años se repondrá en el ciclo siguiente.
Y es que ayer comentaba en esta columna que México está obligado a darle a EUA una tercera parte de los escurrimientos de seis ríos: San Diego, Escondido, Conchos, San Rodrigo, Salado y el arroyo Las Vacas.
“Durante 5 años este volumen no debe de ser menor a 2,158 millones de metros cúbicos de agua, lo que equivale a un promedio anual de 431.7 millones de metros cúbicos”.
Sin embargo, como lo explicaba ayer, cada año México obtiene del río Colorado 1,850 millones de metros cúbicos de agua para cumplir el Artículo 10 de ese tratado.
Y si un estado —como pasa con Nuevo León— no puede ofrecer el líquido vital, porque lo necesita para consumo humano, esos millones de metros cúbicos deberán enviarse de otros estados.
¿Y cuánto falta por entregar este año? Algo así como mil millones de metros cúbicos de agua.
De manera que háganle como puedan, pero no cuenten con Nuevo León. Nadie está obligado a lo imposible. Y en eso, los nuevoleoneses somos muy prácticos.
