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Opinión

Juntas de Consejo Técnico Escolar; antes y durante el gobierno de la 4T, primero y segundo piso

Entre profes y Política

Este viernes 26 de septiembre inicia el segundo año de las JCTE en todo el país, bajo el mando de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo y siendo Mario Delgado Carrillo ministro de Educación. Estas reuniones de Consejo Técnico Escolar arrojan resultados con un bajo perfil de productividad real en lo que se refiere al aprovechamiento del día laboral dedicado a la teoría de beneficio social comunitario, cuyo supuesto mayor es coadyuvar a la transformación del medio ambiente educativo; es decir, conducir a los estudiantes y padres de familia a identificar problemáticas de su entorno que sean factibles de solucionar a corto y mediano plazo, solo que con sus propios recursos. Aquí es donde “la puerca tuerce el rabo”.

Hablando claro, anterior de los gobiernos de López Obrador y Sheinbaum Pardo, las juntas de escolares eran programadas por los directivos al finalizar cada bimestre o trimestre, según fuera el caso. En dichas reuniones colegiadas se analizaban detenidamente los avances académicos de los alumnos. Asimismo, se comentaban con seriedad y respeto las áreas que requerían singular atención, por tratarse asuntos como reprobación, deserción escolar, bajo rendimiento, problemas disciplinarios y/o conductuales, estudiantes de inclusión, apoyo (suficiente o no) de los padres de familia, mantenimiento del edificio escolar, cumplimiento de los planes y programas de estudio, programación de las asambleas escolares, diseño del periódico mural, difusión del buzón de quejas y sugerencias, planeación del festival del Día de las Madres y de la ceremonia de graduación, forma y procedimiento de aplicación del reglamento escolar, definición del uniforme escolar (tanto de verano como de invierno), observancia irrestricta de los honores a la bandera y símbolos patrios, promoción y difusión de la banda de guerra, etcétera. 

¿Esta “productividad” era más efectiva que la actual? Mi humilde experiencia, opinión y conciencia me conducen a una afirmación total y constante.

De los diez meses de clases que comprende el calendario escolar local, en ocho meses están calendarizadas las JCTE. A éstas habrá que agregarle las juntas intensivas de agosto, enero y julio, que en total suman alrededor de 20 días. ¿Ya entienden por qué subrayamos que estamos viviendo una etapa de períodos “de capacitación” (¿?) singularmente sublineadas como “juntitis”? ¿Juntitis? ¿Es acaso una nueva enfermedad o cómo podemos entenderla? Este “padecimiento” viene a cubrir o sustituir a las verdaderas capacitaciones que, por ley, debe de tener toda la docencia mexicana frente a los retos del siglo XXI, cuyo primer cuarto está ya por fenecer. Al profesorado le “dan gato por liebre”.

¿Por qué no reconocer que la falta de aplicación de un presupuesto mayor a la educación es la causa de todos los males? Porque, a ciencia cierta, ni este ni los gobiernos anteriores han aplicado a la materia educativa lo sugerido por la OCDE: el 9.8% del Producto Interno Bruto (PIB). La real profesionalización del magisterio debería estar contemplada dentro de este porcentaje. La educación no es, ni ha sido, su prioridad.

Lo más interesante y trascendente, a la vez, es cómo el colectivo docente ha manejado con sagacidad y astucia estas intentonas de transformación educativa. Desde los tiempos del expresidente Enrique Peña Nieto (2012), se manejó una reforma educativa que iba, precisamente, a traer frutos de calidad y excelencia mayores a la de sus antecesores (Calderón y Vicente Fox), toda vez que se impusieron exámenes de ingreso para lograr plazas de base magisteriales, así como los exámenes de permanencia (de idoneidad) y, para rematar, los exámenes de promoción horizontal y vertical. Fueron tan jugosas y engañosas estas “ofertas educativas” que llegaron para quedarse. ¿Que no es verídico?  Ahí tenemos el Servicio Profesional Docente creado por los peñistas y la USICAMM de los morenistas, que no es otra cosa que “la misma gata, solo que revolcada”. Esta Unidad, tan trillada en su desaparición, hoy por hoy está más fuerte que nunca. Como dijera mi madre: “A que mis parches, cómo me los vuela el aire”.

Y para cerrar la narrativa, ya estaremos escuchando el discurso que nos brindará el viernes Mario Delgado: lleno de elogios para la presidenta Sheinbaum y su movimiento, alentando a la participación de un magisterio que está ávido de capacitaciones profesionales y de apoyos sustantivos en materiales educativos, transformación de los edificios escolares y de medidas para los padres y tutores que no cumplen con enviar a sus hijos a la escuela, la provisión de alimentos a los estudiantes de educación básica, etcétera. 

¿Se repite la novela?

¿En qué tiempo la enseñanza-aprendizaje estaba mejor? Ustedes tienen la palabra.  La verdad como es, se tenía que decir y se dijo. Hasta la próxima.

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