La semana anterior vimos con tristeza que los efectos del cambio climático están presentes en los fenómenos meteorológicos; el mundo está cambiando y Acapulco de Juárez no ha sido la excepción, la furia de un evento hidrometeorológico al que se le asignó el nombre de Otis, fenómeno que venia como tormenta tropical y que al paso de unas horas tomo tal fuerza que al tocar tierra sus efectos fueros devastadores, causó daños directos a la infraestructura de la ciudad, en el servicio de energía eléctrica, lo mismo en la red de agua potable. Se presentan daños a las fuentes de empleo de múltiples empresas que se dedican al turismo, así como a diferentes prestadores de servicios, restaurantes, embarcaciones, vehículos, tiendas de todo tipo; pero lo más importante, las casas, escuelas y también hospitales, resultan afectados por este fenómeno, etc.
Al ocurrir este evento del que la población se duele de que no fue avisada, es importante destacar que existe la tecnología para dar seguimiento a estos fenómenos, de manera que se pueda dar la información oportuna para que la población pudiera tomar acciones preventivas para evitar estar expuestos a los riesgos propios de la tormenta. En este caso, tengo la clara idea de que las instituciones oficiales de los gobiernos estatal y federal, el Servicio Meteorológico Nacional, el Sistema Nacional de Protección Civil, en mi particular opinión a muchos kilómetros de distancia, le fallaron a la población de Guerrero, con los resultados a la vista.
En estos casos, quien debe tomar el control de atender la emergencia es la autoridad federal, con el Plan DNIII y Marina III. Estas instituciones tienen casi 60 años de experiencia en el manejo de este tipo de adversidades y son orgullo nacional en México; como en muy pocas naciones, las fuerzas armadas han apoyado a la población civil a resolver este tipo de problemas, me consta por experiencia propia que son instituciones confiables y que han prestado históricamente magnifico servicio a los mexicanos.
En esta ocasión se han suscitado cosas que no entendemos. Me causó sorpresa y desconcierto escuchar que nuestro Presidente instruyera que toda la ayuda se reciba y se maneje a través de las fuerzas armadas, y esta parte con el propósito de que no se lucre políticamente con la tragedia. A este respecto, me parece que se ha equivocado nuestro mandatario ya que ni el gobierno federal, ni las ONG’s tienen ni la capacidad instalada ni los recursos económicos suficientes para restablecer todo lo dañado. Sobre esto, creo que nuestra autoridad federal debió abrir la oportunidad de que toda ayuda pueda llegar y contar con la protección y apoyo logístico para entregar a las personas afectadas en primer lugar los víveres, luego salud; posteriormente se tendrán que ver los apoyos para restablecer el orden y la limpieza, ya que habrá que reconstruir este bello puerto turístico emblemático para los mexicanos.
Parte de lo que ha sido muy lamentable y expone la incultura que se ha venido permeando o promoviendo para la población afectada en una tragedia, de ninguna manera se justifican los actos de robo, rapiña o vandálicos para obtener alimentos, mercancías, dinero o cualquier otro bien con el pretexto de ser afectado de una situación derivada de un fenómeno natural. El liderazgo del país debe dejar claro que no se puede permitir brincar la ley, que no es correcto que ningún particular se apodere de las cosas materiales ajenas, mucho menos es admisible que los representantes de las fuerzas armadas cometan este tipo de actos. Las fotos y videos que circulan en redes, la verdad, dan pena y de alguna manera reflejan la moralidad de nuestros líderes de mando, tema que se tiene que revisar con todo el rigor que el caso amerita. Lo que vimos en actos de rapiña no se ve ni en las zonas de guerra, lo que nos dice que debemos tener mejores líderes, nada de “agarren”; insisto, no se valen actos fuera de la ley, mucho menos dañar o maltratar a quien lleva la ayuda desde diferentes puntos del país, ni a los medios de transporte ni a las personas.
Con agrado veo que algunos dirigentes de organizaciones civiles han dado testimonio de que han logrado llegar a la zona afectada a entregar apoyos, también he visto cómo la Cruz Roja Mexicana ha implementado diversos operativos para entregar apoyos a los ciudadanos afectados. En la administración de las acciones de ayuda, es muy importante que se mantenga informada a la población a dónde están llegando los apoyos y que los mismos no están afectados de lucro político, de manera que de forma muy transparente se informe y se invite a la población de todo el país a que pueda aportar lo que esté a su alcance y que exista la confianza en las instituciones para la correcta entrega.
El gobierno de México debe informar junto con el estado cómo son los planes oficiales para la reconstrucción de la ciudad, de dónde se obtendrán los recursos públicos, cómo se pueden obtener recursos de créditos para remodelaciones o reconstrucciones que son necesarias y urgentes. El gobierno debe ser facilitador para lograr poner en pie a este puerto y punto turístico y que pronto pueda ser sostenible con su propia operación y deje de depender de apoyos de los mexicanos de otras ciudades y estados. En otros tiempos se crearon programas de empleo temporal para reconstruir, se brindó apoyo a la población para la adquisición de enseres domésticos; eran gobiernos neoliberales o como les dicen, pero funcionaron, hoy existe la oportunidad de demostrar que se sabe, se puede, se quiere ser mejor en resolver estas crisis. No hemos visto apoyos de otras naciones, ni de las que recientemente les dimos ayuda.
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