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Opinión

El transporte escolar: una obligación lisa y llana de los gobiernos

Entre profes y Política

Llevar a los niños a la escuela se ha convertido en toda una odisea dantesca para los nuevoleoneses. ¿Infernal? Por supuesto. Nomás dejen que llegue el 1 de septiembre para que se percaten a qué hora deberán salir las familias con el fin de llegar temprano a los planteles educativos. Revisen bien cuántas horas de descanso perderán en esta actividad de transporte. Ello sin contar que ya hay organización vehicular con algunos padres para dejar (y recoger) a sus pequeños “angelitos” en su “segundo hogar”: la escuela.

Las calles de nuestra querida y amada metrópoli siguen siendo las mismas. Así es: ni son más calles y avenidas, ni son más anchas, ni tampoco están en excelente estado físico, mucho menos ambientalmente hablando. Además, la carga vehicular ha crecido progresiva y desmesuradamente. El caos que sufren los regios es ya tan parecido a lo que viven a diario los capitalinos —antes llamados defeños o chilangos—. La crisis psicológica producto del tráfico que vivimos en esta parte de la República Mexicana se ha transformado en una seria neurosis progresiva. La homeostasis se ha roto desde hacía varios años atrás. Lo peor del caso es que los gobiernos pareciera que están jugando al tenis de mesa (ping pong): la pelota va y viene sin cesar, sin encontrar un lugar fijo para reposar. Como que se ha convertido en su arte de gobernar.

En ciudades como Monterrey y su área metropolitana, el “focus federal” en esta materia deberá estar en la agenda de la presidenta Sheinbaum (así como en contaminación, salud y educación, entre otras cosas). Al Estado le corresponde la gestión de arrimar recursos económicos —públicos y privados— para ser aplicados, precisamente, en este rubro tan urgente e importante. La ciudadanía ha llegado a un hartazgo tal que lo que más detesta es manejar; y si se hace en hora pico, se convierte en una actividad enfermiza. ¿Será esa la razón por la cual existen tantas peleas en las diferentes vías de comunicación de nuestra ciudad? ¿Y cuál será la responsabilidad, en dado caso, de los municipios o alcaldías? 

Bien, en este sentido, los presidentes municipales tienen en sus jurisdicciones territoriales la ubicación exacta de cada plantel educativo, independientemente del nivel que sea; por ende, la geolocalización y cuantificación sería la primera aportación al tema. Enseguida, como estos datos ya los tienen en su haber, ahora sigue la facilitación de áreas y/o espacios físicos para concentrar las unidades de transporte público que necesite cada “escuelita”; amén de los oficiales de tránsito que puedan (y deban) asignar para regular las entradas y salidas de los muchos centros educativos bajo su responsabilidad y protección. 

¿Y qué le toca al Estado? Fácil, repito: los “dineros” para adquirir las unidades de transporte escolar (gratuito para los padres de familia).

A ver, este tema ya se ha escrito, comentado y analizado con antelación. ¿Por qué se hacen bolas? ¿Por qué querer echarle la carga monetaria y de organización a los papás de los estudiantes, y a los directores y maestros, en este punto tan delicado para esta sociedad pujante y desquiciada de Monterrey y su área que la rodea? ¿Acaso los docentes y su entorno tienen solucionar este embrollo? ¿No es suficiente con lo que están mandatados en su haber educativo? ¿Vamos para largo en encontrar la solución final? Sí, señor, vamos para largo; sin embargo, habrá que empezar, y ya. El Congreso del Estado tiene la pelota en su cancha; la población está en estado de alerta y al pendiente de su punto de acuerdo y votación. No se les olvide, señores diputados locales, que la estancia en su curul se la deben a los votantes, “a la raza de a pie”.

Con voluntad política se pueden concretar acuerdos sustantivos en beneficio de la comunidad regia y sus alrededores. No les cuesta “nada” trabajar de la mano: a los diputados, a los primeros munícipes y a los dirigentes de los partidos políticos, con el gobernador de Nuevo León. Que cada quién haga lo que le toca hacer. Olvidarse de viejas rencillas deberá ser una constante de acción y reacción. Ya existen algunos nombramientos estatales que así lo indican. Enhorabuena para los nuevoleoneses.

En conclusión, el transporte escolar debe ser prioridad para Nuevo León si se quiere ver mejora en la movilidad. Solo que los costos inherentes de esta necesidad deberán ser cubiertos por los tres niveles de gobierno. Ya no más cargas a las escuelas y a los padres de familia. La verdad como es se tenía que decir y se dijo. 

Hasta la próxima. 

PD. En efecto, hoy están aplicando positivamente el retroactivo al incremento salarial autorizado para todo el magisterio y su personal de apoyo y asistencia educativa el 15 de mayo pasado, Día del Maestro. Las redes sociales hicieron lo propio tras lo recientemente publicado en este periódico. Quedó demostrado que LA UNIÓN HACE LA FUERZA, aunque usted no lo crea, como dijera Ripley.

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