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Opinión

La paz del mundo se construye desde casa

Fortaleza Ciudadana

En días recientes, el mundo ha vivido momentos de extrema tensión y nerviosismo, ya que los conflictos en el Lejano Oriente o Medio Oriente ya no están tan lejanos, y menos cuando interviene una de las potencias mundiales que ha participado en los procesos de pacificación a su manera y con su estilo —nuestro vecino—. Algunas voces dicen que la única manera en que se justifica la violencia es para alcanzar la paz.

Días posteriores a la intervención, de la cual se esperaban diversas reacciones o ataques, se manifiestan posturas para alcanzar los acuerdos de paz. Esperemos que esto se materialice y se logre la pacificación de los pueblos, evitando derivaciones o sanciones que provocan malestar en el resto del mundo, ya sea por el cierre de pasos para embarcaciones, por el aumento en la demanda de energeticos, o por el incremento en el precio de los mismos. Todo esto forma parte de una geopolítica digna de análisis por parte de especialistas o internacionalistas. Como yo no lo soy, hasta aquí dejaré esta participación relativa al conflicto bélico internacional. 

Ahora quisiera que pasemos a lo nuestro, a lo nacional. Las comparaciones son odiosas, pero cuando se revisan los números de víctimas de un conflicto de la envergadura del que dio origen a esta columna, y luego volvemos la vista a nuestro país —que oficialmente es una nación en paz, aunque con diversos conflictos y actividad fuera del marco de la ley en diferentes lugares—, con una cantidad de población y superficie territorial diferente al área de guerra, aquí, al parecer, tenemos más muertos. Esta es una razón que debe ocuparnos a todos, y por ello es necesario que se multipliquen los esfuerzos para alcanzar la armonía en cada región de nuestro bello país. 

Un anhelo romántico y soñador del suscrito es que los negocios irregulares —de los cuales hay varios tipos a lo largo y ancho de la nación (todo lo que se relaciona con estupefacientes en sus diferentes modalidades, la extorsión, cobros de piso, robo de mercancías, etc.)— dejen de tener un brazo armado o violento para obtener sus fines. Me refiero a que el resto de las actividades generadoras de riqueza tienen que enfrentar la competencia, brindar calidad en su servicio, entre otras cosas que permiten que la gente los pueda preferir. No es saludable que exista la obligación de consumir productos de ciertos grupos, ni que estos influyan en la vida económica y política de la nación. 

Para alcanzar este propósito, se requiere una política de paz, recordando que el Estado es el único que tiene la potestad del uso de la fuerza, y más aún, para alcanzar la paz. Por este motivo, las instituciones no deben cegar en sus trabajos para desactivar a los generadores de violencia que se encuentran en los diferentes rincones del territorio.

Titulé esta columna La paz se construye desde casa, y no me dejaran mentir: la mayor parte de los conflictos que llegan a los tribunales son por problemas familiares, y también, con los vecinos. A conflictos familiares, por esta ocasión, se los dejamos a los métodos de mi amigo el Dr. César Lozano, que con sus conferencias ayuda mucho a mejorar temas de relaciones familiares y de parejas, entre otras cosas. 

Los mediadores de las autoridades se encuentran con problemas muy simples que generan grandes conflictos y que, lamentablemente, luego escalan con funestas consecuencias. Estos problemas entre vecinos van desde que alguien estaciona su auto más allá del límite de propiedad (la calle no está incluida en las escrituras, ni siquiera el frente de la finca), la basura que cae del árbol, las excretas de las mascotas, o las cosas más simples que, cuando no son atendidas con la cordialidad debida, causan molestia al vecino en forma repetitiva. Aun con la solicitud de enmendar o corregir si esta subsiste, se provocan desde riñas verbales hasta golpes y amenazas de muerte. Sin duda, debe haber muchos casos documentados de lesiones e incluso pérdidas de vidas. 

Mientras implorábamos que no iniciara la Tercera Guerra Mundial, yo te invito a que empecemos a construir la paz con tus más próximos familiares, vecinos, incluyendo a los que nos encontramos a bordo del auto o quienes comparten el servicio de transporte público. Si nos saludamos con un “buenos días”, si procuramos ayudarnos, darnos el paso o apoyarnos de alguna manera, todos estaremos construyendo la paz. 

En la Segob, la Dirección de Asuntos Religiosos y Construcción de la Paz trabaja con intensidad —Sor Clarita— para alcanzar este gran objetivo nacional. 

Buen viaje, tío Rey.

X @luisgfortaleza    
Instagram @luisgerardotrevinogarcia
Fb. Luis Gerardo Treviño García
Fb. Fortaleza Ciudadana compromiso por la seguridad

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