La visita del Papa
Sección Editorial
- Por: Clara Luz Flores Carrales
- 16 Diciembre 2025, 00:00
La presidenta Claudia Sheinbaum Pardo informó ayer que el Papa León XIV ya aceptó venir a México y que solo falta definir la fecha y los detalles de una visita con una expectativa más allá de los protocolos diplomáticos.
La noticia, sin exagerar, nos alegra a todos: a quienes viven su fe de manera activa y también a quienes entienden que una visita papal en México suele convertirse en un hecho social y cultural que rebasa lo religioso.
El anuncio llega después de la conversación telefónica que la Presidenta sostuvo con el pontífice el viernes 12 de diciembre, exactamente el día de la Virgen de Guadalupe, celebración muy importante para millones de mexicanos.
Hoy el punto clave es la expectativa: aún falta conocer el calendario y las ciudades que eventualmente formarán parte del recorrido, sin dar nada por sentado.
En ese mapa de posibilidades, Nuevo León aparece inevitablemente en la memoria colectiva, porque Monterrey guarda escenas que marcaron época.
En la primera visita de Juan Pablo II a la ciudad, el 31 de enero de 1979, el encuentro en el lecho del río Santa Catarina fue multitudinario: hay crónicas que hablan de más de un millón de asistentes, mientras que otras estimaciones periodísticas registran cientos de miles.
Aquel día quedó la imagen que dio la vuelta al mundo: el Papa colocándose el casco de un trabajador de Fundidora, gesto que sintetizó el orgullo obrero e industrial de la capital regiomontana.
La ciudad conserva, además, una huella física de esa jornada: el cruce peatonal conocido como Puente del Papa, nombre asociado a aquella visita y a la recepción en el Santa Catarina.
La segunda visita, el 10 de mayo de 1990, tuvo menor afluencia, pero fue igualmente significativa por su mensaje al mundo del trabajo y por el vínculo que reafirmó con la comunidad regiomontana.
Y aunque Benedicto XVI y Francisco no vinieron a Monterrey, ambos visitaron México, confirmando que el país sigue siendo un referente para el catolicismo en el mundo, al ser el que mayor porcentaje de feligresía tiene, con más de 95 millones de mexicanas y mexicanos.
Ahora toca esperar: fecha, agenda y ciudades. Pero, de entrada, la aceptación del Papa ya es una señal esperanzadora en tiempos complejos en el orden internacional.
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